En estos días de reclusión por decreto he recordado una anécdota que quiero compartir:
Cuentan que una vez Itzhak Perlman -exactamente el 18 de noviembre de 1994 en el Avery Fisher Hall, del Lincoln Center de New York-, mientras interpretaba una Partita de Bach, se le rompió una cuerda. Levantarse nuevamente del asiento y buscar otro violín u otra cuerda para un poliomielítico como él, tan dificultado de movimientos, debía ser difícil y molesto. Ante la sorpresa del público, decidió, pues, seguir con las tres cuerdas que le quedaban.
Traspasó mentalmente el tema a sólo tres cuerdas, recompuso la pieza sobre la marcha y finalizó indemne su interpretación. El aplauso fue ensordecedor.
Entonces, Perlman, dijo: "Hay veces que hay que hacer música con lo que nos queda".
¿No es una anécdota válida para estos días?
Mucho ánimo y que la música os acompañe.
Foto: El violinista Itzhak Perlman.