Con un enfoque moderno y fresco, Gradualia reivindica los Cancioneros musicales españoles como las verdaderas playlists de los siglos XV a XVII. Estos extraordinarios manuscritos permitieron conocer en toda Europa la música que estaba de moda en las Cortes Españolas, con especial énfasis en la música que se interpretaba en Madrid. Gradualia, dirigidos por su fundador Simón Andueza, interpretará obras de los maravillosos cancioneros de La Colombina, Palacio, Medinaceli, Upsala y La Sablonara. Toda la música que se puede disfrutar en el concierto es en castellano, con lo que el público la comprende y disfruta en seguida. Además, el público no se aburrirá, ya que el ramillete de géneros ofrecidos es absolutamente dispar, interpretándose composiciones satíricas, madrigales, poemas de amor, de desamor, romances caballerescos, reflexiones humanas y divinas, danzas cortesanas...
Gradualia estará integrado para este programa por:
Sandra Cotarelo, soprano
Sonia Gancedo, alto
Fran Braojos, tenor
César Hualde, vihuela y guitarra barroca
Simón Andueza, barítono y director
Domingo 26 de enero en la Fundación Canal de Madrid, a las 19:00 h.
Las playlists, tan en boga actualmente para poder estar al tanto de la última novedad musical del mercado, existen desde hace siglos. Los cancioneros musicales de la Península Ibérica, a falta de registros discográficos, internet o streaming, fueron las verdaderas listas de reproducción de los éxitos musicales del momento, y se distribuyeron por toda Europa desde los comienzos de la Edad Moderna. Las Cortes más importantes de toda Europa conocieron de este modo la prodigiosa música que España y Portugal producían.
Gradualia les permite que disfruten de los mejores cancioneros en una misma sesión, desde el tardío siglo XV hasta ya bien adentrado el siglo XVII, cuando la producción artística española alcanzaba todo su esplendor.
La playlist más antigua pertenece al Cancionero de la Colombina, el primero de los grandes cancioneros ibéricos. Esta recopilación fue copiada posiblemente entre las décadas de 1460 y 1480, compilado para alguna corte nobiliaria sevillana. En 1534 fue comprado por Fernando Colón para enriquecer su magnífica Biblioteca Colombina. De él sonarán sus muy variados géneros: el pícaro pastoril de Cómo no le andaré yo, el rítmico y alegre de Niña y Viña, el melancólico del amor no correspondido de Dime triste corazón, y el satírico eclesiástico-social de Deus in adjutorium, realizado por el afamado Juan de Triana.
La siguiente lista es, para muchos, el sancta sanctorum de los cancioneros, el Cancionero de Palacio, conservado en el Palacio Real de Madrid, y que conserva música de más de cuatro décadas, de 1474 a 1516, de la Corte Real española, coincidente con el reinado de los Reyes Católicos. Consta de 458 piezas. Sonarán perlas como el maravilloso romance caballeresco Por unos puertos arriba de Antonio de Ribera, además de las preciosas melodías amorosas de Al alva venid y Tres morillas m’enamoran, o la maestría de Juan del Enzina, con Mi libertad en sosiego.
El concierto contiene también obras del Cancionero de Medinaceli, recogido entre 1535 y 1595, seguramente en Andalucía, y que fue adquirido por Luis Fernández de Córdoba y Salabert, Duque de Medinaceli, quien lo custodió en su biblioteca madrileña. Parte de sus textos son de grandes literatos, como Garcilaso de la Vega o Gutierre de Cetina, como la danza cantada Di, perra mora, mencionada por Cervantes y Lope de Vega en sus obras; también el poema sacro Aquella voz de Cristo, así como la burla satírica al clero ¡Ay, Jesús, qué mal fraile!, o el magnífico madrigal al más puro estilo italiano ¡Oh, más dura que mármol a mis quejas! de Pedro Guerrero, hermano de Francisco Guerrero, cuyo texto es de Garcilaso de la Vega.
El Cancionero de Upsala, publicado en Venecia en 1556, fue recopilado en Valencia por Fernando de Aragón, Duque de Calabria, y fue descubierto en 1907 en la biblioteca de la Universidad de Upsala, Suecia, lo que nos da una idea de la gran difusión de la que gozaron estas músicas. Contiene 54 villancicos, muchos de ellos para Navidad, pero también profanos y festivos. Muy conocido es el gusto por la música de los Duques de Calabria. En su activa capilla musical trabajaron músicos de la talla de Mateo Flecha. Gradualia interpretará algunas de sus piezas como la pícara y divertida Serrana, ¿dónde dormistes?, las tristes y desesperanzadas ¿Con qué la lavaré? y Si la noche haze escura, y las alegres y festivas Falalalán y ¡Ah, Pelayo, qué desmayo!
Por último, no podía faltar un homenaje al Cancionero de la Sablonara. Su historia es tan peculiar como asombrosa. Entre 1624 y 1625 cuando el alemán Wolfgang Wilhelm, Conde de Neoburgo, y Duque de Baviera, visitó la Corte Española en Madrid, quedó tan maravillado con la música que allí se interpretaba, que se encomendó al principal copista de la Capilla Real, Claudio de la Sablonara, que elaborara un libro con las mejores composiciones musicales para este ilustre huésped. Dicho y hecho. Cuando Wilheim partió hacia Baviera, lo hizo con el cancionero debajo del brazo para deleitar con él a la corte bávara. Gracias a ello, se conservaron en Múnich, en la Biblioteca Estatal de Baviera, unas joyas musicales que de otra manera habrían desaparecido trágicamente en el incendio que asoló el Real Alcázar de Madrid en 1734, y que fulminó la joya de su archivo musical.
De este inconmensurable tesoro cultural español sonarán fantásticos tonos polifónicos de una de las más insignes figuras de la composición española, Mateo Romero, también llamado ‘Maestro Capitán’, tan afamado en su época como desapercibido en la nuestra: A la dulce risa del alva, Entre dos mansos arroyos o Aquella hermosa aldeana. Asimismo, todo aquél que se acerque a este evento madrileño saboreará a autores como de Manuel Machado: su alegre danza cortesana Dos estrellas le siguen, o la formidable composición al más puro estilo madrigalístico monteverdiano de Juan Blas de Castro Desde las torres del alma.
Además, César Hualde interpretará a la vihuela a algunos de los autores más representativos que compusieron obras para vihuela, Luis de Milán, Miguel de Fuenllana y Luys de Narvaez, el instrumento rey del Renacimiento español que muy pocos conocen hoy en día.
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Foto: Simón Andueza, barítono y director de Gradualia.