Silvia, sabemos que eres una artista interdisciplinar y que debido a tus muchas inquietudes has dado a luz proyectos de diversa índole. Para quien no conozca todavía Seda, ¿podrías explicarnos brevemente en qué consiste este trabajo?
Seda es un trabajo discográfico que reúne música de compositoras actuales de diversas partes del mundo. Dichas composiciones están basadas en experiencias personales o en situaciones que atraviesan cada día mujeres de todo el mundo por el mero hecho de ser mujeres, y que las compositoras han querido tratar por medio de sus piezas. Por otra parte es un espectáculo o concierto interdisciplinar en el que se muestra no solo la música de estas compositoras, sino también las historias que hay detrás de cada una de ellas a través de la narración de la actriz Esther Acevedo y el audiovisual de Elisa Martínez.
Entendemos que el nombre viene dado por la ruta de la seda, ¿es así?
Sí, es así, pero únicamente como concepto. Nos dimos cuenta de que la mayoría de los países de las compositoras del proyecto están dentro de la ruta de la Seda, ya sea la ruta original o las que han surgido posteriormente. Desde el principio busqué que el proyecto tuviera un sentido y una unidad, tanto el trabajo discográfico como la propuesta de concierto. Esa unidad entre piezas viene dada por el viaje que emprende la protagonista. Un viaje que se inicia en Buenos Aires (Argentina) y finaliza en EEUU, pasando por diversos países como España, Israel, Brasil…
Me vi en el desafío de dar coherencia argumental al disco y al concierto. Cada compositora había basado libremente su música en experiencias o aspectos que quería denunciar o resaltar, por eso a priori las piezas no tenían relación unas con otras. Lo que sí tenían en común es que estaban basadas en mujeres, de ahí que uniera las músicas bajo una historia. Concretamente, el viaje es a través de distintas partes del mundo de una mujer anónima, en el que va reflexionando sobre sus experiencias personales y las de mujeres que encuentra en el camino. Experiencias con las que una mujer tenga la edad que tenga y sea del lugar que sea se puede sentir identificada.
¿Cómo y cuándo surgió la idea de embarcarte en este viaje?
Este viaje surge a raíz de otro proyecto que no llegó a materializarse. Había estado meses elaborando un proyecto para la convocatoria de una fundación, trabajando con cuatro compositores destacados. El proyecto no fue seleccionado, pero yo decidí seguir creándolo. En un momento dado, me di cuenta de que me faltaba un quinto compositor/a y que quería que fuese una mujer. Me paré a pensar a quién podía proponérselo y me di cuenta de que no conocía a mujeres compositoras y que, además, como estudiante nunca toqué una obra de una mujer. Así es que investigué y llegué a Claudia Montero. Me gustó su estética, sus piezas de guitarra y creía que se correspondía con lo que buscaba. Empezamos a seguirnos en redes y un día me dijo que le hubiese gustado asistir a uno de mis conciertos interdisciplinares. Mantuvimos el contacto y nos reunimos en Valencia antes de que estallara el COVID-19 y decidimos hacer un proyecto discográfico juntas, con compositoras de distintos países. Aquí empezó el germen de Seda. En ese momento sentí que me tenía que centrar en este proyecto. Es verdad que tuve que aparcar el otro, pero había algo que me decía que tenía que seguir por aquí.
Suponemos que en ningún momento imaginaste cuánto iban a cambiar nuestras vidas cuando empezaste este trabajo. ¿En qué ha afectado la pandemia por el COVID-19 en el proceso de Seda?
Ha sido duro porque Seda empezó a gestarse justo antes de la pandemia y a raíz del estallido que sufrimos con el virus la situación fue inestable e impredecible. Nadie lo esperaba. Claudia y yo hablamos por teléfono muchos días durante el confinamiento para organizarnos y contactar con compositoras que quisieran formar parte del proyecto. Le comenté a Claudia que quería que las compositoras basaran sus piezas en experiencias propias o de mujeres de sus respectivos países y que la música fuese acompañada de elementos audiovisuales. El primer boceto de Lullaby (Anna Segal) me llegó en abril de 2020, en pleno confinamiento. Sufrimos muchos retrasos por la situación, los confinamientos, los recursos… En un primer momento el lanzamiento del disco estaba previsto en diciembre de 2020, después en febrero de 2021, luego en octubre de 2021… Sin embargo, creo que el resultado final de Seda me gusta más que la idea inicial. El proyecto ha ido transformándose porque cada persona que ha trabajado en él ha puesto su granito. Entre todas lo hemos construido y eso es bonito.
¿Podríamos afirmar que se trata de tu trabajo más ambicioso? ¿Consideras que has dado más de ti en Seda que en tus trabajos anteriores?
Es el más ambicioso en cuanto a medios, parte técnica, presupuesto y parte creativa. Hay un trabajo titánico detrás que cuando lo pienso no sé cómo hemos podido llevarlo a cabo con el presupuesto que había. Cada elemento que forma parte de Seda es original, es decir, salvo dos piezas todo ha sido creado especialmente para el proyecto: las animaciones, la música, el audiovisual, los textos, el diseño gráfico, escenografía, etc. Todo tiene un sentido y forma parte de un engranaje.
Uno de los principales desafíos fue la parte visual. En la primera parte del concierto hay animaciones donde se narran las fases del viaje y en la segunda parte la historia continúa acompañada de mi interpretación a la guitarra con la proyección de videos en imagen real sobre la escenografía (como una película). La protagonista que aparece en las animaciones y que dibujó Elisa Martínez se tenía que parecer físicamente a la actriz que luego iba a mostrarse en los videos que íbamos a grabar en plató, ya que es la misma persona. Tuvimos que pensar muy bien los colores, el vestuario, el tipo de peinado de la actriz y las estancias que salían en las animaciones porque luego había que recrearlo y grabarlo en un plató para que la historia tuviera continuidad y fuera coherente.
En cuanto a si he dado más de mí que en otros proyectos, en este momento puedo afirmar que Seda es mi trabajo más personal por varios motivos. Es una propuesta de nueva creación hecha desde cero, lo cual ha sido todo un desafío. Me he enfrentado a tareas que en otros trabajos no he tenido que realizar: en Seda interpreto las piezas de las compositoras, he compuesto música, he escrito el texto, he tenido que hacer la dirección del espectáculo, coordinar a todo el equipo, etc. Ha requerido de mí mucho más que el resto, pero lo considero una evolución. El proyecto gustará más o menos, pero he dado todo lo que estaba en mi mano actualmente, incluso sacrificando aspectos personales.
Por todo lo que nos estás contando, ¿es correcto afirmar que no estamos ante un concierto convencional de música clásica?
Es correcto. No es un concierto convencional porque tomo elementos de otras disciplinas para elaborarlo y además tiene un elemento narrativo detrás, pero la protagonista es la música, eso no cambia. El texto tiene un peso de un 15% con respecto a la música y el audiovisual acompaña, potencia, pero no tapa. Creo que todos los elementos están muy pensados, buscando un equilibrio, se encuentran en su justa medida para que ayude pero que no quiten protagonismo a las piezas. Como comenté en la primera pregunta, el hecho de trabajar con elementos habituales en artes escénicas, pero no en conciertos de música, busca sumergir al público en una atmósfera concreta. El trabajo que ha hecho Alessio Meloni con la escenografía me parece genial, está en su justa medida, ha sido un placer trabajar con él, creo que es uno de los mejores actualmente.
Seda es un proyecto formado exclusivamente por mujeres. ¿Desde el principio querías que fueran autoras contemporáneas o te planteaste rescatar la música de alguna compositora de siglos atrás?
Sí, toda la parte de composición, texto, animación, etc., está hecha por mujeres. En Seda no quería utilizar música preexistente porque en mis anteriores proyectos sí que había utilizado en su mayoría música ya escrita. Cuando reflexiono y me doy cuenta de que no conozco a ninguna mujer compositora lo pienso en el plano de la composición actual, con la que pudiera trabajar para crear un tipo de proyecto concreto como es Seda. Sí que me planteé utilizar música de compositoras y de mujeres guitarristas que se desconocen, pero para Seda no era posible por el concepto y la tipología del proyecto. Quería que en su mayoría fueran piezas de nueva creación compuestas bajo un concepto. Lo que no dudo es en grabar algunas piezas preexistentes que tengo en mente y quizás distribuirlas en plataformas digitales como bonus track de Seda. A lo mejor tenemos el volumen dos, quien sabe.
Atendiendo a otras declaraciones que has dado y a respuestas anteriores podemos saber que mantenías un vínculo estrecho con la compositora Claudia Montero. ¿Qué ha supuesto para ti llevar adelante el proyecto con su ausencia?
Cuando me enteré de su fallecimiento me quedé en shock. Había estado hablando con Claudia días antes sobre su obra y ella iba a ser co-productora del disco. A parte del vacío personal que supuso para mí, vi como “me quedaba sola” con el disco. Además, el proyecto se encontraba en una fase muy primaria. La pandemia había hecho que faltasen aun piezas y compositoras por sumarse. Respecto al espectáculo, todavía no habíamos empezado la parte visual, ni texto, etc. En ese momento sentí que le tenía que dar un empujón y acabarlo sí o sí, también como un pequeño homenaje. Hablé con José Domenech -el cual había sido productor del último disco de Claudia- y con Cinthya, para sacar conjuntamente la parte discográfica adelante. Al final todo se ha podido materializar de la mejor forma posible.
Además de tu relación con Claudia, ¿habías colaborado anteriormente con las autoras de este trabajo?
No, no había colaborado con ninguna. Anna Segal estuvo desde el principio al igual que María Parra, que me ha ayudado mucho. Luego se sumó la música de Cinthya. La verdad es que todas han sido maravillosas, han hecho que haya música muy variada y personal en el disco. Creo que cada pieza refleja la personalidad y la estética de cada una.
¿Qué obra ha resultado más compleja para su interpretación?
Todas tienen su dificultad, pero es verdad que hubo piezas compuestas desde el piano que tuve que trabajar junto a las compositoras, como por ejemplo Ave Fénix de María Parra y Reverie de Cinthya García. En ese aspecto creo que fue un reto para ellas y para mí. La pieza de Clarice Assad es maravillosa, pero técnicamente tiene posiciones muy abiertas; en Lullaby de Anna Segal tengo que lanzar y encajar en directo las voces de Shoshan y Darwish y eso también entraña su dificultad. Por el contrario, las piezas de Claudia ya las había tocado y las conocía mejor. En cuanto a mis piezas, La Última Samurai es variada ya que incorpora efectos y golpes que hay que tener en cuenta y Origen tiene una parte totalmente improvisada en directo a la que le uno efectos con un pedal looper que también es un desafío si no vienes del mundo de la música moderna.
Especialmente interesante la composición Lullaby de Anna Segal. No solo por la inclusión de voces que comentabas, sino porque a veces olvidamos que las nanas suelen ser el primer contacto musical que tenemos las personas al nacer y casi siempre por parte de una figura femenina: nuestras madres. ¿Qué pretende denunciar la autora con esta creación?
El tema de las nanas es realmente apasionante. Hace poco leí un estudio que decía que las nanas de todo el mundo tienen en común las mismas características: tonos altos, tempos lentos, ritmos regulares, etc. Las nanas tienen una función muy importante para los bebés, ya que crean vínculos con la madre, emocionales y de protección. Anna Segal me expuso lo siguiente sobre su pieza: “el tema de combatir la violencia en nuestro mundo es muy relevante hoy en día y más cuando se dirige contra las mujeres y niños. Para muchas mujeres en Oriente Medio, la violencia física sigue siendo parte de su vida diaria. En 2019, en países como Yemen, Marruecos y Egipto, una cuarta parte de todas las mujeres casadas denunciaron abusos físicos por parte de sus maridos. Mi pieza Lullaby tiene un nombre simbólico. En una época en la que muchos hombres desarrollan la violencia, las mujeres cultivan la vida. Las mujeres cantan canciones de cuna por todo el mundo, en diferentes idiomas y dan a los niños calor y protección aun en situaciones violentas. Usé canciones de cuna populares de mi región que al combinarlas con la guitarra se crea un collage musical de canciones reales que dediqué a Silvia Nogales. Escucharán una canción de cuna en hebreo, árabe, marroquí, turco, interpretadas por Nour Darwish y Noah Ben Shoshan.”
Nos has impresionado con dos creaciones en Seda. ¿A partir de ahora vas a potenciar tu faceta de compositora?
Muchas gracias por lo de haber impresionado. Siempre me gustó componer, pero es una faceta que no he dado a conocer hasta ahora, quizás por respeto. En su momento se me pasó por la cabeza dejar el grado superior de guitarra para irme a Berklee y estudiar composición para música de cine. De hecho, previamente a Seda puse música a dos obras de teatro: VAGA y Francisca de Pedraza. Sin embargo, hasta ahora no había dado el paso de mostrar y grabar mis composiciones para guitarra. Siempre hay miedos debido a diálogos internos que creamos y que son importantes superar. En cuanto a potenciar esta faceta, te voy a contestar con una frase que aparece en Seda: “estoy en un punto de no retorno y de partida a la vez”.
En relación a una de tus composiciones, en La última Samurai dices lo siguiente: “No hay cosa más bella que esta: una flor tardía quizás, pero que supo crecer, que sobrevivió y que pudo destacar con valor entre el bello paisaje ancestral”. ¿Solo te refieres al cerezo? ¿O es una metáfora de ti misma ante las adversidades de dedicarse a una carrera artística?
Buena pregunta. Seda no es mi historia autobiográfica, pero he escrito el texto y el proyecto también nace de experiencias. Aunque haya música que no he compuesto, sí que he enlazado esas músicas y las he encajado en un todo. Creo que es inevitable que a lo largo del proyecto haya pequeños detalles de mi vida personal, guiños, influencias, algunas incluso afloran de forma subconsciente. Cuando escribí ese texto y la música de La última Samurai, no pensé exactamente en ese paralelismo con mi carrera artística, pero tengo que decir que tiene sentido.
La última Samurai refleja la fortaleza, la superación ante la adversidad, la consecución de objetivos, la lucha, todo ello bajo la influencia de la historia de Nakano Takeko (la última mujer Samurai). Además, la filosofía asiática y la estética siempre me han atraído. Todas las artes marciales conllevan una filosofía, una manera de ver la vida, unos valores, respeto, honor, justicia… Todo ello impregna de alguna forma a esta pieza.
¿Hay algún auditorio o teatro en particular al que te gustaría llevar tu espectáculo?
Me gustaría llevarlo a todos los posibles. Lo importante es que la música de Seda y el proyecto se conozca, que conmueva al público y que lo sumerja en una experiencia distinta. Siempre sueñas con tocar en diversos sitios, pero realmente, para mí todo el público y lugar es importante. No diría a qué lugares quiero ir, sino a cuántos lugares quiero ir.
Hemos comprobado que tu preocupación por visibilizar a las mujeres en la música la has extendido también a tus redes sociales. Cuéntanos un poco sobre tu labor de divulgadora musical.
Sí, lo extendí a mis redes sociales porque tenía que ser coherente con lo que estaba experimentando a nivel personal, con ese “despertar” del que he hablado con el tema de las compositoras actuales y que me llevó a extrapolarlo al mundo de la guitarra. Creo que muchas de nosotras sin saberlo hemos luchado de alguna forma por la igualdad en nuestra vida cotidiana. Me vas a permitir que cuente una anécdota. Por ejemplo, de pequeña (unos seis o siete años) me gustaba mucho el fútbol. No entendía por qué las niñas “no podían” o estaba mal visto vestir con la equipación de su equipo de futbol o directamente jugar al futbol. De hecho, en mi colegio solo había equipos de niños. A mí esto me dio igual y le pedí a mi tía que me comprase una equipación. Fui la primera niña de la clase (y creo que del colegio) en ir vestida con los colores de un equipo de futbol, sin pensar en qué podían decir o no. Lo curioso es que nadie de mi clase me dijo nada, fueron más los prejuicios de los mayores. Ahora una niña se pone una camiseta de un equipo del futbol y no pasa nada: es señal de que hemos avanzado. En este sentido, he tenido algunas “luchas”. Cuando tomé consciencia de que el hecho de que yo no conociera demasiadas guitarristas mujeres de otros siglos no se debía a que no existieran, si no a que han estado tapadas, sentí que tenía que poner mi granito de arena y hacer la serie de Mujeres en la guitarra.
Te agradecemos enormemente no solo tu predisposición para otorgarnos esta entrevista, sino también el compromiso que has adquirido con las mujeres en el ámbito musical.
Gracias a vosotros y a ti en particular, por la maravillosa entrevista y por ser un referente para todas en este ámbito.
por Sakira Ventura
Extracto Seda en directo:
https://www.youtube.com/watch?v=pQ1p-y79sqw
La Última Samurai video:
https://www.youtube.com/watch?v=g7qtAlsdv-Y
Disco físico Seda:
https://bit.ly/39gdd4X
Disco en digital Seda:
https://hypeddit.com/silvianogales/s-e-d-a
Web:
https://www.silvianogales.com/
Foto: Silvia Nogales Barrios, guitarrista, pedagoga musical e investigadora / © Martin Kraft