La creadora hispano-argentina Claudia Montero (CM), junto a la violinista hispano-peruana Leticia Muñoz Moreno, Leticia Moreno en el escenario (LM), serán las artistas residentes en el Palau de la Música de Valencia. La compositora, las dos próximas temporadas y la intérprete la presente temporada. Encargos, estrenos, conciertos y clases magistrales jalonan la participación de estas dos mujeres con la fantástica Orquesta de Valencia y el Palau de la Música, una institución que, pese a la difícil situación que atraviesa nuestro país debido a la pandemia, está apostando por los músicos españoles y por mantener abierta su actividad siguiendo los protocolos de seguridad. Cuando muchas instituciones europeas e internacionales están cancelando conciertos y anulando temporadas, Valencia sigue al pie del cañón, apostando por la música.
¿Cuál es vuestra relación y vinculación con Valencia, como ciudad musical por excelencia?
CM: Valencia es una ciudad maravillosa con un fuerte compromiso con la creación contemporánea y su difusión. Mi vínculo con Valencia podría definirse como amor a primera vista. Llevo aquí dos décadas y cada vez más involucrada con la ciudad y la comunidad musical y educativa. He visto pasar por mis clases muchos jóvenes que hoy destacan en áreas interpretativas y creadoras. Y también muchos músicos que se han comprometido con mi música, interpretándola local e internacionalmente. Ahora esta oportunidad en el Palau de la Música completa ese vínculo que surgió hace casi 20 años.
LM: Llevo viniendo regularmente a actuar a Valencia desde los inicios de mi carrera y siempre ha sido muy gratificante hacer música para el público valenciano, ya que se siente su compromiso y su gran tradición musical. Sus salas de concierto son verdaderamente fabulosas y sus músicos también. Hace más de 4 años elegí esta ciudad como lugar de residencia y es aquí donde he encontrado una paz y un lugar idóneo donde regresar después de mis giras, con un clima y una luz maravillosa (¡por no hablar de su gastronomía!). Además vivo rodeada de naturaleza, donde lo único que se escucha es el canto de los pájaros y puedo perderme por largos paseos en el bosque. Esta calma es esencial para poder concentrarme en mis proyectos, evadirme cuando sea necesario, descansar y reponerme entre viajes y actuaciones.
¿Cómo está siendo el trabajo con Ramón Tebar, la Orquesta y el Palau?
CM: Al recibir la propuesta del Palau, mucho antes de desatarse la pandemia, me quedé impactada. Recojo el testigo del fantástico Francisco Coll, que ha sido el primer compositor residente. Un creador a quien respeto y admiro mucho, su trabajo es maravilloso. En mi residencia, desde el Palau me han brindado la posibilidad de aportar ideas, abrir espacios internacionales, aportar mi experiencia como docente y sobre todo crear libremente sin condicionamientos. Hay mucho respeto entre todos y una gran ilusión por el camino que iniciamos. Para una compositora es sentir que puedes tocar el cielo. Hacía mucho tiempo que seguía la carrera del maestro Tebar y siempre admiré su talento, su capacidad de trabajo y cómo está llevando una carrera internacional en ascenso cada día. Rápidamente sintonizamos, coincidimos en la misma dirección y fijamos objetivos. Nos reunimos en varias ocasiones y siempre surgían más ideas para extender los ámbitos, los canales de llegada al público, y qué pretendíamos con esta apuesta. No solo quiero dejar obras de nueva creación, sino ir más allá dejando registros discográficos, partituras y mensajes.
LM: Todo muy bien, es un placer trabajar con ellos y admiro mucho a la Orquesta y la trayectoria musical de Ramón Tebar. Quiero decir también que la Orquesta de Valencia y el Palau está llevando adelante su temporada a pesar de los retos que nos trae el Covid-19 de una manera ejemplar. España es el país que más está apostando por no cancelar conciertos y temporadas. Todo un ejemplo a seguir.
¿Por qué es importante esta figura del artista/compositora residente? ¿Qué aporta una residencia a la carrera de un artista y qué aportan ustedes a la institución?
CM: Creo que todos los espacios que se generen para desarrollar y hacer visible el trabajo de los compositores es bienvenido. Una institución que apoya y abre paso a las nuevas creaciones a través de la figura del compositor residente es un referente necesario, más incluso en los tiempos que vivimos debido a la pandemia, unos tiempos donde estas figuras se ven recortadas o eliminadas. La residencia, en mi caso, representa un privilegio y un reto de acercamiento y contacto con la Orquesta y con los compositores que asistirán a los Encuentros de Jóvenes Compositores programados para las dos temporadas de mi residencia, en 2020/2021 y 2021/2022. Esta confianza depositada en mí aportará una experiencia única en varios aspectos: el creativo, el pedagógico y el social, tres ejes que se unen en un resultado a través de la música. Siento esta oportunidad como un gran desafío y una forma de dejar una huella en una ciudad que me ha dado tanto. Lo asumo convencida de vivir una oportunidad en la vida musical y social de Valencia, que en el futuro recorrerán otros compositores. El trabajo con los jóvenes compositores y la Orquesta de Valencia augura momentos únicos para ellos y para mí. La idea de reforzar sus personalidades creativas con respuestas en tiempo real es un privilegio para mí. Queremos editar y registrar sus trabajos en varios formatos y proporcionarles materiales que pueden ser sumamente útiles para ellos en el futuro. He sentido la emoción de estrenar con la Orquesta de Valencia, de escuchar mi música en sus salas, de recibir el cariño del público valenciano, de los gestos cómplices con los músicos, y ahora tendré la posibilidad de unir todo esto de la mano de su director, apoyada en una institución de prestigio y en mi tierra de adopción, mi hogar. Me siento muy agradecida y honrada.
LM: Ser artista residente de la Orquesta de Valencia es el resultado natural y deseado después de muchos años de colaboración. A lo largo de este tiempo hemos tocado conciertos y repertorios juntos: como solista, con la orquesta, en sus ciclos de recital, de música de cámara. En estos encuentros musicales se han estrechado vínculos y formado amistades y este año de residencia viene a ser una culminación de mi relación con la Orquesta de Valencia y el Palau, y me encanta tener la oportunidad de estrechar lazos no sólo con la institución, sino con las siguientes generaciones y con la ciudad. Me parece importante destacar que este es un año especial en el cual la Orquesta está celebrando muchos de sus conciertos en lugares históricos de la ciudad, llevando la música al corazón de Valencia. Una iniciativa fantástica para acercar nuestra música a otros públicos a través de estas veladas en marcos diferentes al habitual y maravilloso Palau de la Música. Para mí será emocionante hacer vibrar estos espacios con nuestra música. Pienso que este año de artista residente será particularmente gratificante, pues tener la posibilidad de desarrollar un proyecto a lo largo de una temporada es muy diferente a lo que suelo hacer habitualmente, ya que los programadores me invitan para un concierto en un teatro, o una semana con una orquesta. Pero a lo largo de mi carrera he podido ver que cuando tienes un periodo de tiempo amplio, la oportunidad de crecimiento musical y personal es mucho más profunda y satisfactoria.
¿Cuáles son los proyectos y eventos en los que van a estar implicadas (juntas o por separado) en el Palau?
CM: Un proyecto lleno de ilusión es la composición de Ave Fénix Symphony para mezzo, coro mixto y orquesta con la Orquesta de Valencia, hasta el momento la obra de mayor formato y duración abordada por mí. En un principio la obra iba a ser un “Stabat Mater”, pero la pandemia me llevó a replantear el mensaje de la obra. Sentí que no era el momento de derramar más lágrimas (aunque sigamos haciéndolo todos los días); al contrario, quería transmitir un mensaje de esperanza, ánimo y superación. El mito del Ave Fénix me inspiró esta obra. Nos recuerda el resurgir como seres individuales, como sociedad, transformándonos en resilientes. La participación de Choral Arts de Washington (coproductores) con quienes hablé y acordé este encargo hace 2 años le dará el alcance internacional, será estrenada en Valencia y en el Kennedy Center en Washington bajo la dirección del maestro Tebar y la mezzo solista será María José Montiel, con quien hace años que quería trabajar. Haremos un registro discográfico.
¿Y conjuntamente?
CM: Con Leticia tengo el proyecto personal de creación de un Concierto para violín y orquesta, con posterior grabación, probablemente en Alemania, que espero que pueda dirigir el maestro Tebar y que se podrá escuchar aquí y en más salas de todo el mundo. Un concierto para violín con el que me propongo desplegar todas las herramientas técnicas del instrumento, explorando gestos y aportando una obra más a un repertorio que me encanta. Tengo mucha ilusión en que se pueda hacer con Leticia, es una maravillosa violinista y trabajar con ella un regalo. A todo esto sumar mi actividad docente en el Conservatorio Superior Joaquín Rodrigo de Valencia, varias producciones discográficas que tengo pendientes y algunos encargos de obras que tienen mi agenda completa hasta el 2023. Deseando comenzar con todo esto y con la mirada puesta en la evolución de los acontecimientos. Hay muchas familias rotas, algo que no debemos olvidar.
¿Y por su parte, Leticia?
LM: Las fechas clave de mi residencia son nuestro concierto el 9 de enero en el Palau de Les Arts, donde interpretaré uno de los más grandes conciertos para violín, el Concierto de Dvorák, que no se escucha muy asiduamente en las salas de conciertos. Es una obra maravillosa, profunda y bella, con un virtuosismo muy particular, atrevido y jocoso. Lo que más me apasiona de esta obra es cómo Dvorák, una vez más, vuelve a incorporar elementos folclóricos bohemios, en forma de danzas o melodías melancólicas de una belleza extrema. Y el 27 de marzo, junto con miembros de la Orquesta, ofreceremos una velada de música de cámara en el precioso Almodí de Valencia. Además tengo previstas dos Clases Magistrales, en la segunda semana de diciembre y a fínales de la temporada. Poder ser partícipe del desarrollo de las siguientes generaciones de músicos, es algo que me emociona. Todavía recuerdo la gran inspiración que significaron mis encuentros con mis mentores y estoy feliz de poder ser hoy yo quien continúe esa cadena de enseñanzas.
Está siendo una temporada bastante inusual…
LM: Esta última temporada ha resultado extraña, comenzó con giras intensas con repertorios muy diversos. En febrero, justo antes de este repentino parón mundial, estuve de gira por Japón junto a Paavo Järvi y la NHK Symphony, y en Corea del Sur con Quinteto Tango Nuevo, y ya una gala a favor de mi proyecto Músicos por UNICEF se vio cortada por la pandemia, entre otros proyectos. Casi todos mis conciertos han sido cancelados desde entonces. Es verdad que han surgido otras oportunidades como mi primer recital después del confinamiento en el Auditorio Nacional en Madrid, junto a Josu de Solaun en el marco del CNDM, un momento inolvidable en mi vida poder volver a hacer música en directo, estar en el escenario. En los próximos meses tengo muchos proyectos: el lanzamiento de mi próximo álbum junto a Andrés Orozco-Estrada y la Houston Symphony, que incluye el estreno del concierto Aurora que el compositor peruano Jimmy López me ha dedicado. En España me esperan conciertos en Barcelona, Málaga, Madrid; con grandes artistas como Pablo Heras-Casado, Josep Pons, Esa Pekka Salonen, Mauricio Sotelo, la Academy St Martin in the Fields, la Casa da Musica en Porto, el Festival de Praga, la Orquesta Sinfónica de São Paulo; y mis clases virtuales para la Orquesta de las Américas, así como en la escuela MAM en Madrid.
Gracias por su tiempo, les deseo una feliz residencia artística en el Palau de la Música de Valencia.
por Ruth Prieto
* entrevista publicada en la revista RITMO de diciembre de 2020, n. 944
www.palauvalencia.com
www.claudiamontero.net
www.leticiamoreno.com
Foto: La compositora Claudia Montero y la violinista Leticia Moreno son las artistas residentes del Palau de la Música de Valencia / © Micaela Maisa