Música clásica desde 1929

Entrevista / Eduardo Aladrén, el tenor aragonés más internacional - por Juan José Prendes

06/02/2025

Afincado en Alemania desde hace quince años, Eduardo Aladrén regresa al Teatro Real para interpretar el rol de Paco en la nueva producción de La vida breve de Falla, con dirección musical de Jordi Francés y dirección escénica de Rafael R. Villalobos, que estará en cartel los días 13, 15, 17, 19, 20 y 22 de febrero.

Solista del Ensemble de la Deutsche Oper am Rhein desde 2019, el conocido tenor aragonés cuenta con un extenso repertorio que incluye los roles de Pinkerton, Cavaradossi, Don Carlo, Ismaele, Turiddu, Calaf, Don Jose, Alfredo y Rodolfo, entre otros. Además, en su CV, figuran festivales y teatros de ópera de renombre internacional como la West Palm Beach Opera, la Oper Leipzig, Die Glocke de Bremen, el Festival Puccini de Torre del Lago, el Festival Luglio Musicale Trapanese, la Latvian National Opera, la Finnish National Opera, el Teatro Filarmonico de Verona, la Bergen National Opera, el New National Theater de Tokio…. Aprovechando su presencia en España para este nuevo estreno en el coliseo madrileño, RITMO se reúne con Eduardo Aladrén.

 

Es la primera vez que interpreta el rol de Paco, ¿qué tal van los ensayos? ¿Qué planteamiento hace el director de escena de su personaje?

Después de cinco semanas intensas de ensayos, se puede decir que estamos ya en puertas del estreno, y es en esta última semana donde se ensamblan sobre el escenario todas las piezas del puzle: solistas, coro, orquesta, luces, vestuario, maquillaje… Y eso hace que adquiramos una perspectiva global del montaje, que nos es a todos muy necesaria. En cuanto al personaje de Paco, el planteamiento que ha hecho Rafael va un paso más allá de lo que se intuye en la obra original. Sin poder desvelar todas las claves del Paco de Villalobos, sí se puede decir que es un personaje mucho más oscuro y frívolo… Durante los primeros días de ensayos, me ayudaba compararlo con otro personaje que he cantado en infinidad de ocasiones como es el teniente Pinkerton en Madama Butterfly, pero llegó un momento en que se me hizo muy claro que la maldad, la frivolidad de Pinkerton se podría “justificar” dentro de una inconsciencia juvenil, a diferencia de nuestro Paco que posee un alma más negra y hasta cierto punto depredadora… Desde mi punto de vista, este matiz más oscuro tiene su justificación en la necesidad de crear un nexo de unión que acerque el dramatismo, digamos, más suave de La vida breve con el dramatismo extremo de Tejas Verdes.

¿Y cómo es Paco a nivel vocal? ¿Escuchó alguna grabación de La vida breve durante el proceso de preparación?

En pocas palabras, se podría decir que Paco es un rol no muy largo pero intenso vocalmente hablando. Posee algunas de las melodías más bellas y más exigentes de la ópera. No es baladí el hecho de que es un papel que ha sido cantado previamente por los más grandes tenores españoles… véase Carreras, Domingo, Aragall, Ordoñez… Es obvio que en una ópera que dura poco más de una hora todos los roles se acortan considerablemente… Vengo de cantar el Otello verdiano en Alemania en doce ocasiones, y se podrá imaginar que la diferencia es considerable. No obstante, también le digo que el sentimiento de responsabilidad y alerta es el mismo, más aún cuando uno se sube al escenario del Teatro Real… En cuanto a su otra pregunta, lo primero que hago siempre cuando me ofrecen un papel que todavía no he debutado es sentarme con la partitura, y escuchar una o varias grabaciones… En este caso, recuerdo haber escuchado varias grabaciones, entre ellas una de Berganza y Carreras, y otra de Montiel y Aragall…

En 2022, cantó el rol de Ismaele (Nabucco) en su debut en el Teatro Real; ¿Qué supuso para usted debutar en el coliseo madrileño, después de haber estado en tantas casas de ópera fuera de España? Como aragonés, ¿el hecho de que coincidiera con los cien años exactos del debut en ese mismo teatro de Miguel Fleta, fue una presión añadida o una afortunada coincidencia?

Como sabe, mi carrera desde mi vuelta de Estados Unidos se ha desarrollado fundamentalmente en el norte de Europa. Sí que es cierto que entre 2015 y 2017 tuve la oportunidad de cantar en varios teatros españoles como, por ejemplo, Pinkerton en Oviedo y en ABAO, mi primer Don Carlo en los Teatros del Canal de Madrid, o Marina en el Teatro de la Zarzuela, pero más allá de eso, soy consciente de que mi presencia en los teatros españoles ha sido escasa, y lo acepto con naturalidad, y en absoluto se debe interpretar como resentimiento de algún tipo. Simplemente, a cada artista la carrera le lleva por caminos diversos, y hay que aceptarlos y estar agradecido… En definitiva, estaba ausente en España, pero estaba cantando en Alemania, Suiza, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Rusia, Japón, Canadá, Estados Unidos, México, Italia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Republica Checa, etc… Y es por todo esto que, cuando llegué en 2022 a debutar al Teatro Real de Madrid, me supuso una emoción tremenda… Imagínese, volvía a cantar a mi país después de tanto tiempo, y debutando en el teatro español que en 2022 recibía el reconocimiento internacional al mejor teatro del mundo… Por si esto fuera poco, se dio esta maravillosa coincidencia de que habiendo debutado nuestro ilustre tenor aragonés D. Miguel Fleta en el Teatro Real en 1922, justamente 100 años después volvía un segundo tenor aragonés a cantar un papel principal de tenor en el Teatro Real. Como usted se puede imaginar, se armó un revuelo importante en Aragón al respecto. En cualquier caso, no dejó de ser, como digo, una bonita y afortunada coincidencia.

¿En qué Fach deberíamos colocar la voz de Eduardo Aladrén? ¿En qué repertorio o papeles se siente más cómodo?

En Alemania (donde les encanta clasificarlo todo), me definen como “Jung Heldentenor”, que vendría a traducirse algo así como “joven tenor heroico”. El repertorio que he estado abordando sobre todo en los últimos quince años y que coincide con mi llegada a Alemania desde Estados Unidos, se ha basado fundamentalmente en el repertorio lírico-spinto italiano y francés con abundancia de títulos puccinianos y verdianos, y con incursiones en el repertorio verista tipo Andrea Chenier, Adriana Lecouvreur, Cavalleria Rusticana, Pagliacci… Creo que mi voz tiene hoy por hoy un registro amplio con colores baritonales en la octava más grave, que me ha permitido por ejemplo abordar mi debut en el Otello verdiano con naturalidad, a pesar de ser un role complejísimo que necesita un tenor con un registro superior a dos octavas. Es en este tipo de repertorio donde creo que mi voz y musicalidad alcanza su potencial máximo. Suele coincidir con los papeles que los teatros me ofrecen, así que entiendo que no voy desencaminado por esa dirección.

Desde 2019, es miembro del ensemble de la prestigiosa Deutsche Oper am Rhein en Düsseldorf y Duisburg, ¿cuántas producciones tiene que cantar por temporada y qué roles suele interpretar? ¿Cómo surgió la posibilidad de formar parte de esta compañía estable en Alemania y trasladarse a vivir a Düsseldorf?

Efectivamente, en 2019 y tras haber cantado allí como invitado una nueva producción de Madama Butterfly de Joan Anton Rechi (producción que por cierto luego se llevó a Peralada), una producción de Tosca y una versión semiescenificada (debido al Covid) de Don Carlo, la dirección artística me hizo una oferta muy interesante para formar parte del Ensemble de Solistas de la Deutsche Oper am Rhein. Nunca había contemplado formar parte de un ensemble porque me iba razonablemente bien como autónomo, pero las condiciones eran tan favorables que me lancé a ello, y ya hace cinco temporadas de ello… Lo que más he valorado siempre en mi contrato con la DOR es la libertad que me dan de poder elegir el repertorio que canto allí cada temporada, así como la posibilidad de aceptar contratos como invitado en otros teatros.

Suele hacer mucho repertorio pucciniano, verdiano e incluso verista, ¿le gustaría abordar también algún título del repertorio wagneriano en un futuro no muy lejano?

En efecto la carrera y el destino me han ido trayendo este tipo de repertorio, y estoy muy feliz y agradecido por ello porque es un repertorio que adoro y que no me canso de cantar una y otra vez. Por poner un ejemplo, le diré que solo en el papel del teniente Pinkerton he participado en 17 producciones diferentes por el mundo…Es cierto que debido a que mi instrumento vocal ha evolucionado con los años, he ido dejando de lado en las últimas temporadas papeles que he cantado también en numerosas ocasiones como Alfredo en La Traviata o Rodolfo en La Bohème por poner un par de ejemplos, en favor de otros de tipo más dramático como Radamés en Aida, Calaf en Turandot, o el mismo Otello que mencionaba anteriormente… Y me alegra que me pregunte por el repertorio wagneriano, porque viviendo en Alemania desde hace 15 años, hablando alemán, y cantando el repertorio que canto, parece algo lógico y no es la primera vez que me preguntan esto en una entrevista. La realidad es que hasta ahora he ido dejando de lado ese repertorio por prudencia vocal. Siempre he pensado que al repertorio wagneriano hay que llegar con una madurez vocal y personal, una técnica clara y una resistencia a prueba de bomba. Y por supuesto hay que llegar eligiendo la ópera correcta que en mi caso siempre he pensado que podría ser Parsifal o Lohengrin. Dicho esto, le puedo adelantar que, entre mis compromisos para la temporada próxima 2025/26, debutaré el papel de Parsifal en la ópera homónima de Wagner en un teatro alemán. Complementariamente, volveré a cantar dos de mis papeles puccinianos adorados como son Luigi en Il Tabarro y Calaf en Turandot.

Estudió canto en el Conservatorio de Zaragoza y en la Escuela Superior de Canto de Madrid. ¿Por qué decidió completar su formación vocal en la School of Music de Bloomington (Indiana University)? ¿Cómo conoció a la famosa soprano Virginia Zeani? ¿Algún recuerdo de esa etapa americana?

Así es, comencé, como dice, en Zaragoza, luego estuve cuatro años en Madrid, y estando en mi cuarto año en Madrid conocí a un colega que daba clases con la soprano Virgina Zeani en la School of Music en Bloomington, y yo, que he sido siempre muy inquieto, convencí a este amigo para acompañarlo en su próximo viaje a Estados Unidos a conocer a Virginia Zeani personalmente. Después de diez días viviendo y estudiando con la Sra. Zeani en su casa en West Palm Beach, me volví a Madrid con la determinación de encontrar la forma de volver a Estados Unidos lo antes posible para audicionar en la Universidad de Indiana donde ella daba clase. La que yo llamo “mi aventura americana” iba a durar dos años, pero entre unas cosas y otras, al final duró siete. El recuerdo más simplón que guardo de aquella época, es que allí todo se hacía a lo grande. Imagínese, llegué de la Escuela Superior de Canto de Madrid donde podría haber unos 250-300 alumnos a una escuela con más de 4.000 alumnos y unos medios y recursos que no podía ni imaginar. América me abrió los ojos y me di cuenta que iba a tener que espabilar mucho para abrirme un hueco en esta carrera tan especial y competitiva… Y puedo afirmar, sin ningún género de duda, que la Sra. Zeani fue la persona más generosa con la que me he cruzado en mi vida artística. Naturalmente, recuerdo con cariño y atesoro no solo muchos de sus consejos vocales (que sigo aplicando), sino también las incontables tardes de conversación y anécdotas en su residencia en West Palm Beach…

Se licenció en ingeniería industrial por la Universidad de Zaragoza, ¿cuándo se dio cuenta de que quería hacer una carrera como cantante profesional? ¿Siempre le ha gustado cantar?

Ya desde pequeñito dicen que fui un niño bastante cantarín. Mas adelante, en los años de instituto y primeros años de universidad, siempre andaba metido en coros y corales amateur. Fíjese que incluso un año anduve de cantante en una orquesta de verbena lo mismo cantando un bolero, que un tango o un tema pop/rock… Así que, en efecto, siempre me gustó cantar, lo que fuera, pero cantar… Y estando cursando el segundo o tercer curso de ingeniería en la Universidad de Zaragoza, la directora de un coro me propuso que me presentara a las pruebas de acceso al Conservatorio de Zaragoza, y ahí empezó todo… En esos cuatro años que pasé en el Conservatorio, me dio tiempo de acabar la carrera de ingeniero técnico electrónico, e incluso trabajar dos años en una empresa…

¿Le queda tiempo para algún hobby cuando no está encima del escenario o ensayando?

Me queda tiempo, y si no me queda, intento sacarlo. Estoy en un momento vital y artístico en que canto para vivir, pero no vivo para cantar. Intento dar a mi carrera la importancia justa, siempre con profesionalidad absoluta, pero tratando a la vez de ser consciente de la existencia de otros muchos aspectos tanto o más importantes en mi vida… En los últimos años, he tomado más conciencia de la importancia que tiene no solo para nuestra profesión, sino también para la salud y la calidad de vida, la práctica de algún deporte o ejercicio, así que además de otras actividades más sedentarias como leer, cine o pasear, trato regularmente de jugar al tenis, o dejarme caer por el gimnasio al menos tres días a la semana…

 

Foto: El tenor Eduardo Aladrén como Ismaele en Nabucco en el Teatro Real (2022) / © Javier del Real

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