Entre los días 7 y 17 de junio, el Teatro Real ofrecerá 8 funciones de una nueva coproducción con la Ópera de Frankfurt, que une la cantata La damoiselle élue (La doncella bienaventurada), de Claude Debussy (1862-1918) -con libreto del poeta y pintor inglés Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)- y el oratorio dramático Juana de Arco en la hoguera (Jeanne d’Arc au bûcher), de Arthur Honegger (1892-1955), con libreto del escritor Paul Claudel (1868-1955).
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Las dos obras se presentan sin pausa, con dramaturgia y puesta en escena de Àlex Ollé (La Fura dels Baus), en un decorado único concebido por Alfons Flores, con figurinismo de Lluc Castells, iluminación de Joachim Klein y Urs Shönebaum y vídeo de Franc Aleu.
Creada por encargo de la bailarina, actriz y mecenas franco-ucraniana Ida Rubinstein (1885-1960), Juana de Arco en la hoguera se estrenó en versión de concierto en 1938. Sin embargo, las atrocidades del nazismo y la ocupación de Francia llevaron a Paul Claudel y Arthur Honegger a añadir posteriormente un prólogo que uniera más claramente la tragedia de Juana de Arco en la Guerra de los Cien Años y la brutal expansión alemana en la Segunda Guerra Mundial.
Esta segunda versión, con prólogo y 11 escenas, estrenada en 1946, es la que se verá en el Teatro Real. En ella, Juana de Arco (Marion Cotillard), en la pira que la quemará, recuerda desordenadamente momentos de su vida en un doble flashback por el que van desfilando una serie de personajes distorsionados: un juez-cerdo, un fiscal-burro, un jurado de ovejas, una masa ruidosa de hombres bestializados, pero también la virgen, santas y niños.
La música, con una orquestación original -que incluye dos pianos, tres saxofones, ondas martenot, etc.- se sucede como un mosaico de lenguajes, estilos e influencias que van del canto gregoriano y el contrapunto a las melodías de inspiración folclórica y jazzística, sin rehuir las disonancias, con una escritura coral de gran complejidad y vigor dramático.
Àlex Ollé concibe la producción como una distopía, con un mundo arrasado por las mismas hordas deshumanizadas que han devastado Europa en el siglo XV de Juana de Arco, en el siglo XX de Claudel y Honegger y en siglo XXI, más allá de nosotros: un universo de bestias manipuladoras y de chusmas gregarias del que solo la muerte, la espiritualidad y la fe nos pueden liberar.
Ese plano inmaterial y trascendente, donde habitan la virgen y los santos -representado, en el decorado de Alfons Flores, por la mitad superior del escenario- es también el reino celestial donde La demoiselle élue, La doncella bienaventurada, espera a su amante, que vive aún en el mundo real, para, después de la muerte, unirse a ella en la eternidad del amor. Este universo intangible, de paz y serenidad, es el mismo que le espera a Juana de Arco más allá de la pira y el fuego exterminador, uniendo a las dos protagonistas como el díptico de un retablo.
La cantata de Claude Debussy, con reminiscencias de los pasajes más trascendentes y etéreos de Richard Wagner, será protagonizada por la soprano Camilla Tilling, la mezzosoprano Enkelejda Shkosa y un coro de voces femeninas que cantan fragmentos del poema simbolista The Blessed Damozel, de Dante Gabriel Rossetti, que también pintó el retrato de la heroína (actualmente en el Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard).
El final evanescente de La demoiselle élue da paso al tenebroso Prólogo de Juana de Arco en la hoguera, protagonizado por Marion Cotillard, junto al actor Sébastien Dutrieux (Fray Dominique), las sopranos Sylvia Schwartz (La virgen) y Elena Copons (Marguerite), la mezzosoprano Enkelejda Shkoza (Catherine), el tenor Charles Workman (Porcus), el bajo-barítono Torben Jügens (Heraldo), el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y los Pequeños Cantores de la JORCAM, bajo la dirección musical de Juanjo Mena.
Juana de Arco en la hoguera se interpretó en el Teatro Real, en versión de concierto, en 1971 -protagonizada por Claude Nollier, con el Coro y la Orquesta de RTVE dirigida por Odón Alonso- y en 1978, con la actriz Lilliane Becker en el rol titular, junto a la Orquesta Nacional de España y el Orfeón Pamplonés bajo la dirección de Pedro Pirfano. Llega ahora, por primera vez, con una versión escénica que muestra cómo la barbarie y el fragor de la guerra siguen devastando el gran teatro del mundo.
Foto: Juanjo Mena (director musical), Ignacio García Belenguer (director general del Teatro Real), Marion Cotillard (Juana de Arco), Àlex Ollé (director de escena), Joan Matabosch (director artístico) / © Javier del Real