En el acto de presentación de la nueva temporada del Teatro de la Maestranza han estado presentes representantes de las Instituciones consorciadas. De esta forma, por parte del Ayuntamiento de Sevilla ha estado Mª Sonia Gaya Sánchez, Teniente de Alcalde Delegada del Área Presidencia y Hacienda; Patricia del Pozo como Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía; Joan Francesc Marco, Director General del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música; el diputado del área de Cultura y Ciudadanía, Alejandro Moyano, por parte de la Diputación de Sevilla; así como el Director General del Teatro, Javier Menéndez, que ha escrito las siguientes palabras para resumir la temporada:
“Palpar la epidermis puede aflorar el interior. Hemos vivido dos años sin rozarnos, socialmente distantes, ocultos por el miedo y enmascarada nuestra piel. Pero ha llegado la hora, al fin, de descubrirse. Ha llegado la hora de tocar y de ser tocados: es hora de hacer piel en el roce comunitario de un teatro.
Tocar, pulsar el sueño de un espectáculo hecho carne sobre un escenario, esa piel teatral capaz de exhibir en su superficie toda la profundidad, bella o despreciable, del ser humano. La ópera, la música, la danza nos tocan, nos taladran, penetran nuestra aparente inmunidad y nos conmueven. De ser conmovidos, agitados, de eso se trata. A un teatro vamos a tocar la emoción con la yema compartida de un corazón colectivo. Estamos de suerte. Ya podemos volver a ser plenamente tocados, así sea por nuestro vecino de asiento como por el huracán escénico de la risa o el llanto. No tener miedo a tocar, a jugar, convierte nuestra vulnerabilidad en una fortaleza.
El Teatro de la Maestranza, en una temporada con 4 títulos de ópera nunca vistos en Sevilla, con más danza y una programación aún más variada y atractiva, nos invita a volver a tocar la rutina feliz de ser ciudadanos de pleno derecho que, a rostro descubierto, comparten la excitación de la cultura. Incluso el propio Maestranza -compartiendo la deliciosa Je suis narcissiste, comedia de genuino humor negro que catapultó a Raquel García-Tomás hasta el Premio Nacional de Música- tal y como ya ha empezado a hacer, rompe el aislamiento habitual de los espacios culturales, sale también de sí mismo y se toca fraternalmente con otro teatro, el Lope de Vega.
Tocar es entrar en contacto. Recibir una transferencia. Dejarse engarzar por una maestría. La admiración y el gozo por la transmisión de los grandes maestros -Alicia Alonso, Antonio Gades, la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo junto a Maria João Pires, Maurice Béjart y su invocación a Freddy Mercury y al bailarín Jorge Donn…- marcan una temporada donde muchos artistas y géneros se tocan, se rozan, ya sea físicamente -Mariola Cantarero y Marina Heredia, como Arcángel y el guitarrista Gallardo del Rey, haciendo que la lírica y el flamenco se toquen expandiendo sus horizontes sin repelerse. Con este baile de roces y cruces, la cultura, forzada al aislacionismo virtual por la pandemia, recupera una de sus fuerzas motrices: la creatividad en movimiento.
Por supuesto, la creación también nos sitúa frente al infierno del mundo. Al tocarlo, pueden saltar chispas, fricciones. La música las conjura para que aprendamos de ellas. A lo largo de la temporada, la tiranía y los abusos de autoridad, los conflictos de clase pero también las pasiones exacerbadas o los nocivos deseos incontrolados estallan en los siguientes títulos de ópera: Roberto Devereux de Donizetti que contará con la soprano armenia Hrachuhi Bassénz y el tenor jerezano Ismael Jordi enfrentándose a dos de los roles más exigentes del repertorio dirigidos por el canadiense Yves Abel en una producción de la Welsh National Opera; Tosca de Puccini en una coproducción entre los teatros de La Monnaie de Bruselas, la Opera de Montpellier, el Gran Teatre del Liceu y el propio Maestranza con una excitante puesta en escena del director de escena sevillano Rafael R. Villalobos; La vida breve del compositor Manuel de Falla que se presenta con puesta en escena de Giancarlo del Monaco y dirección musical del onubense Lucas Macías al frente de un reparto liderado por la soprano Ainhoa Arteta y el tenor Alejandro Roy; Las bodas de Fígaro de Mozart con un reparto internacional encabezado por el barítono Alessio Arduini, la soprano Natalia Labourdette y el barítono Vittorio Prato bajo la batuta de Corrado Rovaris, director musical de la Ópera de Filadelfia, que se enfundan en la puesta en escena del siempre elegante y transparente Emilio Sagi; y por fin y por primera vez Jenůfa de Leoš Janáček en el Maestranza con Will Humburg dirigiendo musicalmente una puesta en escena de Robert Carsen, uno de los más excitantes registas contemporáneos, que nos propone una Jenůfa intimista, confidencial y sobria pero, al mismo tiempo, deslumbrante y visualmente bella.
Toquémoslos sin miedo: el teatro nos protege. Así como otras veces nos lanza al futuro para aventurarnos en Pixel, de la Compagnie Käfig, donde palparemos la fascinante incertidumbre de una danza que se asoma al excitante porvenir digital sin perder la contundencia de esa subyugante fisicidad que, en el roce de tocarse, confirma la espectacular humanidad de sus bailarines.
Tocar, tocarnos, ser tocados. Física o artísticamente. También espiritualmente: Bach, que tocó y dominó los estilos nacionales de su tiempo, nos sumerge en nuestra más profunda espiritualidad, sean cuales sean nuestras creencias, en obras como el Oratorio de Navidad con la Orquesta Barroca de Sevilla o la inmensa Pasión según San Mateo con el delicadísimo coro Vox Luminis y la excepcional Orquesta Barroca de Friburgo.
Disfrutar, aceptar la influencia. Empaparse de todos los roces posibles: la cultura es mixtura. Lo saben Rufus Wainwright, capaz de viajar con la misma naturalidad de la ópera a Judy Garland, el pianista Brad Mehldau, quien alienta su lírico jazz con el latido de Brahms, Pasión Vega, una mujer que se deja invadir por el corazón de todas las músicas populares o el contratenor Jakub Jósef Orliński, que puede ser carismático cantando hermosamente a Vivaldi sin renunciar al placer de bailar break-dance.
Les Ballets de Monte-Carlo con Romeo y Julieta, el espectáculo ¡Fandango! de la CIA David Coria y la CIA David Lagos, Réquiem de Mozart con la coreografía de Maria Rovira, el concierto de la Orquesta Joven de Andalucía, el recital de piano del onubense Javier Perianes y el XVIII Certamen Nuevas Voces Ciudad de Sevilla conforman la programación. Además, 5 espectáculos para Jóvenes Audiencias (Crecer Cantando Sinfónico, Vibra-Tó, Aracaladanza, Compañía Claroscuro Teatro y Proyecto Luna), y los Ciclos Rasgando el Silencio y Alternativas de Cámara, ambos con 4 conciertos.
La cultura es un enlace, una conexión, un encadenamiento: tocar y ser tocados nos saca de la isla de nuestras pantallas y nos encadena comunitaria y felizmente. Nos hace seres sociales en ese espacio superior de civismo, de sensibilidad y de inteligencia compartidas que es un teatro. A él volvemos, al fin, a cara descubierta. Que las emociones nos toquen, nos penetren, hasta lo más profundo de nuestro ser. El banquete está listo para sentarnos juntos sin miedo de tocar, tocarnos y ser tocados”.
por Javier Menéndez (Director General del Teatro de la Maestranza)
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Foto: En el acto de presentación de la nueva temporada del han estado presentes representantes de las Instituciones consorciadas.