El proyecto LÓVA, que nació en el Teatro Real en 2007, y que durante muchos años se desarrolló de forma de forma autónoma e independiente -pero manteniendo siempre estrechos vínculos de colaboración con el Real- vuelve a ser acogido por el coliseo madrileño, que se comprometió con Pedro Sarmiento a hacerse cargo de ‘su legado’, honrando así su memoria.
Pedro Sarmiento formaba ya parte del equipo pedagógico del Teatro Real cuando, en la temporada 2006-2007, la profesora estadounidense Mary Ruth McGinn llegó a España para llevar a cabo un proyecto pionero dedicado a la educación e inclusión social en centros escolares, una iniciativa en la que ella había trabajado en la Ópera de Washington con excelentes resultados.
Junto con Pedro Sarmiento y Eugenia Eiriz pusieron en marcha este ambicioso y apasionante programa, a través del cual profesores de primaria, secundaria y educación especial formados en el Teatro Real convierten a sus aulas en pequeñas compañías que crean, producen y estrenan sus propias óperas.
Cada estudiante que participa en LÓVA asume una responsabilidad ─autoría del texto, de la música, escenografía, iluminación, carpintería, caracterización y vestuario dirección de escena, responsable de prensa, relaciones públicas, etc.─ y, en equipo, debe trabajar a lo largo de todo el año lectivo para lograr su objetivo ─crear y producir una ópera─, integrando ese aprendizaje de los diferentes contenidos curriculares de asignaturas como Lengua, Educación Artística, Matemáticas o Educación Física entre otras.
Como proyecto educativo, artístico e inclusivo, LÓVA fue reconocido con el Premio Nacional de Buenas Prácticas a Entidades que fomenten la convivencia escolar otorgado por el Ministerio de Educación, en 2018. También ha sido elegido por la Comisión Europea como un proyecto de referencia para el desarrollo de la conciencia y la expresión cultural.
Asimismo, LÓVA se ha realizado también en contextos fuera del ámbito escolar, como el exitoso programa que se desarrolla en el Centro Penitenciario de Valdemoro.
Desde su creación, LÓVA ha seguido creciendo con el entusiasmo, tenacidad y trabajo de Pedro Sarmiento. Casi 15 años después, un proyecto que nació con 3 ‘compañías de ópera’ escolares en Madrid, ha crecido hasta las 650 en toda España.
Este curso, con casi 100 compañías en 10 comunidades autónomas y fuera de España, en Roma y México D.F., LÓVA vuelve al Teatro Real en el lugar más idóneo para que el proyecto siga creciendo y floreciendo con las semillas que sembraron Pedro Sarmiento y su gran equipo.
PEDRO SARMIENTO EN EL CORAZÓN
Conocí a Pedro y a su inseparable compañera de vida, Cuqui Moscoso, hace más de tres décadas. Tenían entonces veintitantos años y yo andaba en los cuarenta. La amistad verdadera también es una forma de amor, pero a diferencia de la relación amorosa, la amistad permanece en el silencio de la distancia y se reanuda después de cada reencuentro con un sencillo «como decíamos ayer…». Así nos ha sucedido a nosotros. Desde el primer instante, compartimos una inquebrantable amistad, nos solidarizamos con nuestros respectivos proyectos, y descubrimos lo mucho que nos unía. Recuerdo a Pedro tocando el piano en mi casa, rodeados de nuestros amigos; también en sus inolvidables conciertos de jazz, y asistiendo al primer estreno de su cuñado, hoy también buen amigo mío, Juan Mayorga; e iniciando una colaboración con el Teatro Real que dio lugar a la fundación de LÓVA, el proyecto que determinó su vida. Siempre amigo, siempre entregado, siempre entusiasta… y siempre junto a Cuqui, y con Cuqui.
Como escribió Pedro, «LÓVA nació en el Teatro Real en el curso 2007-2008. Lo hicieron setenta alumnos. Hoy, –estábamos en 2017– a punto de concluir el décimo curso de su implantación, son más de siete mil los alumnos que han creado su propia compañía de ópera en sus centros educativos. El 80% de los centros que han hecho LÓVA son públicos, y el proyecto ha llegado a centros de educación especial, una cárcel y centros de día para personas con discapacidad. En LÓVA –añadía– nos gustaría sentirnos, aunque sea muy modestamente, parte de ese trabajo tan callado como necesario que realiza el Teatro Real en su acción social». Cinco años después, ya son 17.000 los estudiantes que han conformado LÓVA.
Nunca olvidaré las conversaciones que, al terminar el año 2020, mantuve con Pedro, cuando concluía su vida. Hablaba, no ya con serenidad sino con un agradecimiento conmovedor a todo lo que la vida le había dado. Traslucía una alegría íntima. Era él quien me confortaba. El recuerdo de esas conversaciones permanecerá siempre en la memoria de mi corazón que, como escribió Camus, es la más segura. En ellas, al margen de testimoniar su profundo amor a la vida y a los suyos, también me habló de LÓVA, pidiéndome que cuando él faltase cuidara de su proyecto.
Quienes tuvieron la fortuna de convivir con él, Cuqui la primera, lo saben. Y, afortunadamente, entre todos, porque Juan Mayorga se puso al frente de LÓVA cuando Pedro nos dejó, hemos podido cumplir su mandato. Así hoy, LÓVA y su extraordinario equipo se han incorporado al proyecto social del Teatro Real, conformando un eje fundamental del mismo, tal como Pedro quería. Para siempre.
Termino dándole la palabra a Pedro. En el precioso texto que escribió días antes de morir, trasluce su amor por la vida, su amor por la música, su amor por los amigos y su amor por el que fue su proyecto en el Teatro Real que, como manifestó, «supuso el inicio de una nueva felicidad en mi vida».
por Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real
PEDRO
Entre los rasgos de Pedro Sarmiento que lo convertían en una persona sobresaliente, el más envidiable era el modo en que se relacionaba con los niños. El secreto de esa relación se hallaba, creo, en que los niños se sentían respetados por él. Lo que significa, ante todo, que los niños sabían que Pedro esperaba mucho de ellos. Esa forma de respeto fue, desde luego, la guía de su trabajo como impulsor del proyecto al que dedicó, con imbatible tesón, su talento organizativo y su capacidad para entusiasmarse y entusiasmar: LÓVA -La Ópera, un Vehículo de Aprendizaje-, uno de los más fecundos de los que puede presumir la educación española.
Muchos de los que participaron en las óperas LÓVA recuerdan su participación en ellas como una experiencia fundante, no sólo porque entraron en contacto íntimo con la creación musical y con los secretos de las artes escénicas, sino también, y, sobre todo, porque aprendieron a tomar decisiones junto a sus compañeros, y comprendieron que el éxito del trabajo de estos dependía del compromiso con que ellos realizaran el suyo. Por su sabiduría, talante y generosidad, Pedro era el mejor líder posible para esta aventura, y lo sigue siendo. Los que tuvimos la suerte de que la vida nos acercase a él y de gozar de su sonrisa y de su inteligencia, nos sabemos en deuda hacia él. Pero también le son deudores muchos que, sin haberlo conocido, gracias a Pedro Sarmiento vivirán en una sociedad más bella, menos autoritaria y dócil, más libre. Su influencia va a ser duradera y creciente. Gracias, Pedro, por todo lo que nos has dado y por todo lo que vas a darnos.
por Juan Mayorga, miembro del consejo asesor del Teatro Real
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LÓVA en el Teatro Real
Foto: Pedro Sarmiento durante el proyecto LÓVA, que nació en el Teatro Real en 2007 / © Dani Duch