El Teatro Victoria Eugenia vuelve a convertirse en epicentro de los grandes recitales para acoger, el 22 de agosto, el concierto del pianista islandés Víkingur Ólafsson, quien debuta en Quincena Musical con un recital titulado «Mozart y sus contemporáneos».
Libertad y autenticidad serían los calificativos más propios para definir la interpretación de Ólafsson. Su sensibilidad ha cautivado a la crítica más selecta, siendo aclamado tanto por el melómano como por el profano. No hay forma de que te deje indiferente. Y esto es debido, no solo a una comprensión profunda de su público —algo apreciable en la destreza innata que demuestra en redes sociales—, sino también por ofrecer programas que se salen de la norma, con una dramaturgia que transforman el mero recital, en un concepto teatral cercano a la ópera.
«Mozart y sus contemporáneos» es otro paso más allá dentro de la teatralidad de Ólafsson, quien profundiza en un repertorio del Mozart más secreto, el más apartado de los amplios salones y teatros vieneses. De esta forma nos descubre al compositor en su estudio, componiendo piezas no pensadas para el gran público sino para el deleite musical e intelectual de unos pocos. Junto a Mozart, tendremos otras voces notorias como la de Baldassare Galuppi, flagrante compositor de óperas bufas cuya inventiva en el terreno de la música para tecla, sigue fascinando por su modernidad. O el hijo más popular de J. S. Bach, Carl Philipp Emanuel Bach, cuya fama, mayor que la de su padre en aquella época, le hizo ser uno de los músicos más solicitados en la corte de Hamburgo.
También se le sumarán nombres como el de Domenico Cimarrona, otro de los grandes maestros de la ópera bufa pero que, en esta ocasión, escucharemos en su vertiente más recogida con un par de sonatas con arreglos del propio Ólafsson. Por último, no podía faltar la figura del considerado como padre del periodo clásico: Joseph Haydn, el músico de los Esterházy, cuyos formalismos en la sonata y la forma sonata asentaron las bases no solo para lo que conocemos como Clasicismo, sino también para lo que Beethoven impulsará como Romanticismo alemán.
De esta forma, Ólafsson rompe las barreras de la cuarta pared para transformar el Teatro Victoria Eugenia en el reflejo viviente de la conocida como Primera Escuela de Viena, en un recital cargado de intimismo, pero sin olvidar que, ante todo, Mozart y Viena siguen siendo cuna de la gran ópera clásica.
Foto © Ari Magg