Hay óperas que se han hecho con un lugar indeleble en el corazón del público, e Il trovatore (1853) de Giuseppe Verdi (1813-1901) es una de ellas. Buen ejemplo del romanticismo musical, y pese a poseer un libreto confuso y oscuro, la partitura verdiana consigue el milagro transformando una trama imposible en una obra maestra del melodramma italiano.
Tras las audiciones ofrecidas en versión de concierto en octubre de 2020 ahora regresa al Gran Teatre del Liceu en una demoledora puesta en escena del artista residente del coliseo lírico barcelonés, Àlex Ollé, y dirigida musicalmente por todo un experto en el repertorio, el maestro Riccardo Frizza. Con dos repartos excepcionales, Il trovatore podrá verse en diez funciones del 27 de octubre al 8 de noviembre ambientada en desoladores paisajes inspirados en la I Guerra Mundial, con el escenario liceísta convertido en un laberinto de trincheras.
Il trovatore no es solo una más de las óperas de la trilogía popular de Verdi, que conforma conjuntamente con Rigoletto (1851) y La traviata (1853), sino, además, una de las creaciones verdianas más exigentes desde el punto de vista musical y teatral, y por eso exige contar con auténticos especialistas.
Para este regreso, el Liceu ha fichado a algunos de los máximos representantes del estilo, como es la aclamada soprano madrileña Saioa Hernández, considerada como una de las cantantes verdianas más fascinantes de la actualidad; el reconocido tenor italiano Vittorio Grigolo, que ha elegido el Liceu para debutar el rol titular tras incorporar a su repertorio a personajes como Don José o Cavaradossi; la mezzosoprano rusa Ksenia Dudnikova, de fulgurante carrera internacional gracias a una voz de profundos acentos; y el español Juan Jesús Rodríguez, poseedor de una de las voces de barítono más atractivas del panorama actual. Esta producción de Il trovatore en el Liceu, además, incluye una función exclusiva para menores de 35 años dentro del nuevo programa Vibe35 que promete un aftershow con la colaboración del Festival Sónar de música electrónica con la DJ TNTC, del colectivo Jokkoo.
La ópera, estructurada en cuatro actos –Verdi les asigna los títulos El duelo, La gitana, El hijo de la gitana y El castigo– sobre un libreto de Salvadore Cammarano y Emanuele Bardare, se basa en la obra de teatro homónima del español Antonio García Gutiérrez de trama imposible que habla de amor, odio, errores fatales de intercambio de hijos y venganzas, todo ello sobre una música excepcional que la ha transformado en una de las favoritas del público y que el Coro y la Simfònica del Gran Teatre del Liceu conocen muy bien al haberla interpretado en más de 280 ocasiones, la última en octubre del 2020 con Gustavo Dudamel en el podio liceísta.
El secreto del éxito de la obra radica en la magia que desprenden los cuatro personajes gracias a la partitura. Leonora está concebida para una soprano dramática con dominio la coloratura, capaz de asumir arias ligeras y floridas en contraste con escenas de gran dramatismo. El personaje de la gitana Azucena es uno de los más fascinantes del repertorio verdiano para su cuerda, también con grandes exigencias tanto en el terreno dramático como de la ornamentación propia de este período del compositor italiano, solo equiparable en dificultad y profundidad con la Amneris de Aida.
En cuanto a Manrico, el trovador que enamora a Leonora, hijo adoptivo –por error– de la gitana, es un punto y aparte a la trayectoria de cualquier tenor lírico: debe tener un do de pecho solar y potente para brillar en la famosa aria «Di quella pira», pero también una gran fuerza dramática para asumir los dúos y las grandes escenas de conjunto propias del personaje.
Por último, el papel del Conde de Luna, hermano secreto de Manrico y a cargo del barítono, exige un canto noble capaz de mantener una línea de canto impoluta, con carácter y expresividad.
A todo ello se une una partitura llena de melodías muy conocidas y de impactantes momentos para la masa coral, que también posee escenas de gran exigencia, ya sea en el campamento de los gitanos o en las puertas del convento, ambos en el segundo acto, así como en el Miserere del acto cuarto. Una gran ocasión para disfrutar el Coro del Liceu que dirige el maestro Pablo Assante.
La producción
La visión que Àlex Ollé propone de esta ópera va en completa consonancia con su espíritu primigenio. La obra ambientada originalmente en el siglo XV, en Aragón y en la Vizcaya medievales en medio de un conflicto bélico, se traslada a las trincheras de la I Guerra Mundial en una propuesta asfixiante, oscura, reflejo de la crueldad y la insensatez de la guerra.
Esto sirve a Ollé para insertar el conflicto entre Manrico y el Conde de Luna que en realidad son hermanos pero que fueron separados al nacer, un detalle fundamental que no se revela hasta el final, cuando Azucena cumple con su destino y su obsesión: vengar a su madre, quemada bajo la acusación de brujería por el padre de ambos hermanos.
Hablamos de venganza y también de un enfrentamiento entre consanguíneos, conflictos que pueden representarse metafóricamente con una guerra fratricida como fue el conflicto bélico que marcó los comienzos del siglo XX. La ópera, en cualquier caso, también habla de amor, pero condicionado por raptos y vejaciones, ya que ambos antagonistas, Manrico y el Conde, están enamorados de la misma mujer, Leonora. Todo ello apela a la evidente poca credibilidad de la historia, pero, en una guerra, asegura el director de escena, es donde ello sí puede tener cabida, puesto que en medio de una situación extrema como esta no hay tiempo para la reflexión.
La puesta en escena cuenta con el fundamental diseño de iluminación de Urs Schönebaum que aporta las atmósferas necesarias a esta ópera tenebrosa en la cual la acción sucede casi siempre de noche. Para la escenografía modular y funcional –un campo de batalla, un cementerio, un laberinto de trincheras– y para los vestuarios de claro acento militarizado, Ollé vuelve a colaborar con sus habituales compañeros de viaje, Alfons Flores y Lluc Castells, quienes, con su creatividad, aportan una enriquecedora paleta artística a la plástica del montaje.
Momentos musicales clave
La obra está llena de fragmentos de gran belleza y dramatismo que llegan envueltos en ritmos populares. En el primer acto destaca la escena de Leonora con su aria di sortita «Tacea la notte placida», cuando la protagonista explica a Inés, su dama de compañía, sus sentimientos hacia un desconocido trovador con una melodía conmovedora y de extraordinaria dificultad que es coronada con una difícil cabaletta de gran ligereza, «Di tale amor», que contrasta por carácter con el aria.
El segundo acto se abre con el coro «¡Vedi! Le fosche notturne spoglie», una escena costumbrista que ha trascendido los límites de la ópera para instalarse en el imaginario colectivo que describe la vida en el campamento gitano con una melodía acompañada con el particular y colorista uso de un yunque. El coro precede al aria di sortita de la mezzosoprano, «Stride la vampa», de extraordinaria potencia dramática, y el final lo protagonizan el dúo con el tenor en el que Azucena narra a su hijo adoptivo el drama que sufre y la sed de venganza que la corroe.
El tercer acto está marcado sobre todo por uno de los momentos musicales más esperados de toda la ópera, la cabaletta de Manrico «Di quella pira, l’orrendo fuoco…», cuando llama a los suyos a liberar a su madre que, según le informan, ha sido encarcelada por su rival y condenada a morir en la hoguera. Según la tradición, la stretta de la pieza acaba en un do de pecho que el público espera y celebra.
El acto final se abre con la lúgubre y compleja escena del Miserere que entona Leonora a los pies de la torre donde tienen encarcelado a su amante, quien le responde desde el interior. Acompañada por el coro, todo ello se transforma en una verdadera escena fúnebre y precede a un espectacular y dramático dúo entre la soprano y el barítono, momento en el que pactan la libertad de Manrico a cambio de la virtud de ella, quien, mientras el Conde está distraído, ingiere el veneno que en la escena siguiente y final acabará con su vida.
En directo por Liceu+LIVE
En el marco de su 175º aniversario, el Liceu ha lanzado Liceu+LIVE, una nueva temporada digital que permitirá ver títulos de la temporada con una experiencia de visionado excelente, ya sea en directo o con la edición Premium (una versión especial editada).
Para la temporada 22/23 los 5 títulos que se ofrecerán en Liceu+ LIVE serán: Il trovatore, Il trittico, Tosca, Macbeth y Manon. Así pues, el primer directo de la temporada por LICEU+LIVE será el próximo 5 de noviembre, con la función de Il trovatore.
Liceu+ LIVE cuenta con la máxima calidad de imagen y audio: 7 cámaras 4K y sonido compatible con Dolby 5.1 que harán del visionado una experiencia única. En su versión en directo, la retransmisión contará con un maestro de ceremonias, un chat en vivo y la opción de subtítulos en catalán, castellano, inglés y el idioma original de la ópera.
Unos días después del directo, Liceu+ LIVE pondrá a disposición la edición Premium, disponible durante dos temporadas, para ser visualizada tantas veces como se desee. De esta forma, en Liceu+Live, a partir de la segunda temporada, se podrán ver y disfrutar hasta 10 títulos. Esta versión incorpora nuevas funcionalidades como la realización/visualización multicámara, seguimiento de la partitura en paralelo a la representación, comentarios artísticos de directores o la opción de ver la ópera por acto.
Este proyecto audiovisual tiene como objetivos principales la accesibilidad de la ópera, superando barreras como el precio o la territorialidad, la internacionalización de la programación artística y la complementación de la experiencia operística.
Acción especial en el marco del Día Mundial de la Ópera
Con motivo del Día Mundial de la Ópera, el próximo 25 de octubre, el Liceu pondrá en marcha una acción especial de entradas para Il trovatore y la siguiente ópera de la temporada, Il trittico, a mitad de precio. Se podrán adquirir 2 entradas como máximo por persona y la acción estará disponible durante todo el día 25/10.
Las entradas serán para las funciones de 'Il trovatore' de los días 28/10, 30/10 y 8/11 (zonas 1 a la 4) y para las funciones de 'Il trittico' de los días 29/11, 5/ 12, 9/12 (zonas 1 a la 4) del Teatre.
Àlex Ollé
Es uno de los seis directores artísticos de La Fura dels Baus y actualmente es el artista residente del Gran Teatre del Liceu. Ha trabajado en teatros de renombre como la Royal Opera House de Londres, Ópera National de París, Teatro alla Scala de Milán, Nationale Opera de Ámsterdam y La Monnaie-De Munt de Bruselas, entre otros.
A lo largo de su amplia y aclamada trayectoria ha dirigido más de una treintena de producciones de ópera entre las que destacan La damnation de Faust, La flauta mágica, Le Grand Macabre, Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, Quartett, Tristan und Isolde, Oedipe, Il prigioniero, Madama Butterfly, Faust, El holandés errante, Pelléas et Mélisande, Il trovatore, Norma, La Bohème, Jeanne d'Arc au bûcher y Turandot. Entre sus compromisos reciente caben citar Ariane et Barbe-Bleue en Lyon, Carmen en Tokio, Idoménée en Lille, Rusalka en Bergen y La nariz e Estocolmo. Debutó en el Gran Teatre del Liceu la temporada 2000/01 con D.Q. Don Quijote en Barcelona y ha regresado con Diario de un desaparecido y El castillo de Barba Azul (2007/08), Le Grand Macabre (2011/12), Quartett (2016/17), Tristan und Isolde (2017/18), La Bohème (2020/21), Pelléas et Mélisande (2021/22) y Norma (2021/22).
Riccardo Frizza
Director musical del Festival Donizetti de Bérgamo (Italia) y titular de la Orquesta Sinfónica y del Coro de la Radio Húngara, es uno de los directores de orquesta más aclamados de su generación, invitado habitual de teatros y festivales internacionales como la Ópera de París, la Lyric Opera de Chicago, la Metropolitan Opera de Nueva York, la Bayerische Staatsoper de Múnich, el Teatro alla Scala de Milán, el Teatro Real de Madrid, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, la ABAO Bilbao Opera, el Rossini Opera Festival, el Festival Verdi de Parma, el Maggio Musicale Fiorentino, la Acadèmia Nazionale de Santa Cecilia de Roma, la Gewandhausorchester de Leipzig i la Sächsische Staatskapelle de Dresde.
En abril de 2022 regresó a la Metropolitan Opera de Nueva York con una nueva producción de Lucia di Lammermoor. En España, en junio del 2021 ganó el Premio Ópera XXI al mejor director musical de la temporada. Debutó en el Gran Teatre del Liceu la temporada 2005/06 con Semiramide y ha regresado con I Capuleti e i Montecchi (2015/16), Rigoletto (2016/17), L’italiana in Algeri (2018/19), Les contes d’Hoffmann (2020/21) y el concierto de las Tres Reinas Tudor de Donizetti junto a Sondra Radvanovsky (2020/21).
Foto © Ruth Waltz