Su debut en el el Estado español ha sido brillante, con una interpretación prodigiosa de piezas de Mendelssohn, Tchaikovski y Mussorgski.
Una técnica brillante y una capacidad expresiva extraordinaria han sido sus mejores armas para cautivar a la audiencia ampurdanesa.
El Festival Perelada ha sido siempre una puerta de acceso al Estado español de nuevas figuras de la lírica, la danza o la música clásica. Éste es el caso del virtuoso pianista surcoreano Yunchan Lim (Siheung, Corea del Sur, 2004), que el pasado día 3 de agosto ha debutado en el Estado Español en Peralada con un recital espléndido, en el que ha hecho vibrar al público ampurdanès con su virtuosismo, interpretando de manera magistral piezas de Félix Mendelssohn (1809-1847) y Piotr Ilich Tchaikovski, en la primera parte, y ha dedicado la segunda parte exclusivamente a Modest Mussorgski (1839-1881). La expectación era máxima. De hecho, ya lo era en la edición de Semana Santa del festival, en la que el pianista surcoreano estaba programado, pero desgraciadamente el recital tuvo que aplazarse hasta este verano, por lo que el festival ha pagado una deuda pendiente con su público al programar a la estrella pianística mundial del momento. Yunchan Lim ha tenido un impacto global inusitado, que tiene su génesis en la edición de 2022 del prestigioso concurso pianístico internacional Van Cliburn, que se celebra en Texas, en el que fue el pianista más joven de la historia al conseguir el primer premio.
Yunchan Lim ha abierto el recital con dos piezas del conjunto de Lieder ohne Worte (Canciones sin palabras) del compositor, pianista y director de orquesta Felix Mendelssohn, una de las figuras más destacadas del romanticismo alemán. El pianista surcoreano ha interpretado Lieder ohne Worte (Canciones sin palabras), Op. 19 No.1 Mi Mayor y Lieder ohne Worte (Canciones sin palabras), Op. 85 No.4 Re Mayor. Estas dos piezas forman parte de las 48 del conjunto que compuso Mendelssohn entre 1830 y 1845, dividido en 8 volúmenes, con 6 piezas cada volumen. Son canciones que se caracterizan por su belleza melódica, clara y expresiva, y su estructura sencilla pero elegante, resultando una canción sin texto pero con la voz protagonista del piano, que refleja el estilo romántico del compositor y que, en manos de Yunchan Lim, resultan sublimes por la extrema sensibilidad y sutileza con la que las ha interpretado.
Acto seguido, hasta el descanso, Yunchan Lim ha interpretado el conjunto de composiciones Las estaciones, de Tchaikovsky, una serie de doce piezas para piano, cada una correspondiente a un mes del año. Este ciclo musical es uno de los trabajos más conocidos y queridos del compositor ruso, que las escribió entre finales de 1875 y 1876, por encargo del director de la revista Nuvellist, de San Petersburgo. Tchaikovsky, inmerso en la composición de grandes sinfonías, óperas y ballets, aceptó este encargo porque necesitaba realizar algún ingreso. Pese a considerarlas obras menores, sin embargo, volcó en ellas toda su sabiduría musical y sensibilidad. Estas piezas, cada una con su título evocador reflejan el encanto de la vida rusa a través de las estaciones y meses, cada uno con su carácter distintivo e incluyen un epígrafe poético de varios autores rusos conocidos, como Tolstoi.
La intención del director de Nuvellist era que fuera viendo la luz una pieza con una periodicidad mensual y así fue publicando consecutivamente las composiciones Junto a la chimenea (enero), Carnaval (febrero), Canto de la alondra (marzo ), Campanilla de nieve (abril), Iluminado por las estrellas (mayo), Barcarola (junio), Canción del segador (julio), Cosecha (agosto), La Caza (septiembre), La canción del otoño (octubre), Troika (noviembre) y Navidad (diciembre). Cada mes es una especie de miniatura musical, que incluyeron cuando se publicaron una pequeña cita literaria que acompañaba a la música y trataba de reflejar la atmósfera o un estado de ánimo asociado a cada mes, así como el título también lo hace. En enero y septiembre, por ejemplo, les acompaña una cita de Pushkin, en julio y agosto, de Kolzów o en octubre, una de Tolstoi. Yunchan Lim guió al público de Peralada a través de esta visión íntima y personal de Tchaikovsky de las estaciones con una sabiduría, una maestría y una expresividad fuera de lo común, haciéndole percibir el canto primaveral de la alondra en marzo, la retirada de la nieve en abril, la melancolía de la Barcarola de junio, la alegría y laboriosidad de la cosecha en agosto o la tarde de los Tres Reyes Magos de diciembre. Ya al final de la primera parte, el artista fue despedido con una gran ovación y el público, consciente de que estaba asistiendo a una velada extraordinaria, lo despidió de pie.
El pianista surcoreano dedicó toda la segunda parte al ciclo Cuadros de una exposición, la obra pianística más popular de Modesto Mussorgski, un compositor ruso perteneciente a una generación que buscó un lenguaje musical propio, ajeno a las influencias occidentales, tal y como lo explica la pianista, musicóloga y crítica musical Verónica Maynés en el programa de mano. La suite Cuadros de una exposición, compuesta en 1874, es una especie de retablo pianístico escrito en sólo tres semanas, que describe las impresiones del autor al asistir a la exposición de pintura que homenajeaba a su amigo Viktor Hartmann, quien murió prematuramente en 1873. La muestra que inspiró a Mussorgski tuvo lugar en la Academia Imperial de las Artes de San Petersburgo y reunía un total de 400 obras del artista. La suite pianística consta de una serie de promenades (paseos), que vendrían a ser el hilo vehicular del retablo y que vinculan las 10 piezas inspiradas en el mismo número de cuadros de Hartmann y otra que es una meditación sobre la muerte. Las promenades exponen un tema recurrente que cambia en función del estado de ánimo del observador. Las obras que eligió Mussorgsky para realizar el homenaje a su amigo son de temáticas variadas. La música de Gnomus quiere reflejar la figura grotesca de la obra visual, la de Il vecchio castello trata de sugerir la canción nostálgica de un trovador, en Tuileries es un jardín parisino y un grupo de niños jugando y discutiendo el catalizador expresivo, mientras que Bydlo, con una melodía dura y severa tiene cierta profundidad política, al denunciar el dominio ruso sobre Polonia.
El retablo, que tiene una calidad casi teatral, no está exento de sentido del humor, como se puede comprobar en el Ballet des poussins dans leurs coques, inspirado en un diseño para un ballet infantil, describe polluelos bailando todavía dentro de sus caparazones, que ha ido seguido de Samuel Goldenberg und Schmuÿle, un retrato de dos judíos polacos, uno rico y uno pobre, con contrastes muy marcados en la música, que nos lleva a continuación, dando un paseo, a Limoges. Le marché (La grande nouvelle), que describe musicalmente una escena vibrante de un mercado en Limoges, con intercambios de animales. Entonces llega el momento trascendente de Catacombae (Sepulcrum Romanum), que evoca una escena de Hartmann explorando las catacumbas de París, con una atmósfera oscura y solemne y que se vincula con Cum mortuis in lingua mortua, una meditación sobre la muerte que sigue.
Otras dos piezas, La cabane sur des pattes de poule representa la casa de la bruja del folclore ruso, Baba-Yaga, que Mussorgski ilustró con música vertiginosa, contundente, de un cierto terror que con Yunchan Lim al piano se convirtió en un chorro imparable de notas. La última pieza, La grande porte de Kiev, inspirada en un diseño arquitectónico para una gran puerta de la ciudad de Kiev, es de una majestuosidad arrolladora y se cierra con una afirmación poderosa, triunfante. El silencio reverencial con que el público ha seguido el recital se ha roto en mil pedazos con aplausos y silbidos de entusiasmo que han hecho justicia a una ejecución técnica brillante de Yunchan Lim, que ha logrado transmitir a la audiencia las emociones y las intenciones de los compositores creando una experiencia musical rica y significativa. Como regalo, un bis, una magnífica interpretación de Siciliano de la Sonata BWV 1031, de J.S. Bach. Sublime.
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Foto: Recital de Yunchan Lim.
© Miquel González – Shooting