El festival reafirma su apuesta por hacer de escaparate del talento joven de casa y servir de motor de creación, haciendo dos encargos expresos para este recital.
El espíritu de Monteverdi, máximo representante del Renacimiento tardío y renovador de formas musicales ha planeado durante todo el recital en la iglesia del Carme.
El Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana ha protagonizado el pasado día 7 de agosto, en la iglesia del Carme de Peralada, una interpretación brillante de varias piezas de jóvenes compositores catalanes -menos de 40 años-, dos de las cuales eran encargos del Festival Perelada y por tanto, estrenos absolutos, que establecían un diálogo con obras del Renacimiento. El título del recital no podía ser más explícito: Renaissance Reloaded. Júlia Sesé ha dirigido con sabiduría a la formación coral en este concierto, que ha grabado la emisora Catalunya Música. Sesé, como ya explicó el día de la presentación del festival y ayer volvió a hacerlo, fue quien recibió el encargo de la dirección artística de Peralada y quien decidió que la autoría de las obras a interpretar debía ser inferior a los 40 años y que, además, las piezas del programa deberían mantener ese diálogo con la música coral del Renacimiento, en su forma más significativa, el madrigal. Esta velada ha servido para afianzar, una vez más, la voluntad firme del festival ampurdanés de convertirse en un escaparate del talento joven musical catalán y de ser motor de creación.
Desde el principio se ha establecido una liturgia concreta, que ha consistido en interpretar las piezas por bloques y cada una de ellas ha sido presentada por sus propios compositores y compositoras, presentes en la iglesia. El programa lo ha abierto la pieza titulada Així com cell que es veu prop de la mort (2016), obra de Xavier Garcia Cardona (1991) que ha musicado el poema homónimo de Ausiàs March basado en el mito del náufrago como metáfora del amor imposible. Xavier Garcia hace una nueva creación, en la que un bajo ha recitado la letra del poema sobre la almohada armónica del coro, cuyos miembros han girado sobre sí mismos para conseguir un cierto efecto de alejamiento y acercamiento de la música al principio y al final de la pieza.
En este punto ha tenido lugar el primer estreno de la noche de uno de los dos encargos del propio festival para este recital. En este caso ha sido el encargo realizado a Aurora Bauzà (1987) y Pere Jou (1985), autores de la pieza Canto de lobo, que parte de un fragmento del motete a seis voces De lamentatione Ieremiaæ Prophetæ, obra de Alonso Lobo (1555-1617), un compositor andaluz del Renacimiento tardío y uno de los representantes más remarcables de la música polifónica española de la época. Bauzà y Jou han explicado que su forma de componer implica también el movimiento o el desplazamiento del cuerpo, por lo que para la interpretación de la obra el coro se ha repartido en fila por los cuatro lados de la nave, rodeando al público, con la directora en medio de la iglesia. Ha sido un momento casi mágico por el efecto sonoro y gracias también al excelente diseño de iluminación, un aspecto que en la velada de hoy tenía importancia para crear atmósferas, como en este caso, y que ido a cargo de Cesc Barrachina.
Acto seguido, la formación vocal ha cantado la obra Come fontana piena, una canción a ocho voces compuesta por Joan Magrané (1988), presentada por él mismo, que ha explicado que la compuso en 2015 y que está inspirada en fragmentos de poemas de varios autores como Guido delle Colonne, Francesco Petrarca o Guido Cavalcanti. El compositor reusense ganó con esta pieza el premio a la mejor composición para coro mixto en el Concurso Internacional Fiesta de la Música, del Orfeó Català, y la obra se estrenó en 2016 en el Palau de la Música Catalana, a cargo del Cor Madrigal.
El programa de hoy tenía una presencia femenina notable, una característica que ha remarcado Júlia Sesé en su siguiente intervención, cuando ha presentado la siguiente pieza que interpretaría la formación coral y a su compositora. Sesé ha afirmado que era de justicia incluir en el programa una obra de Maddalena Casulana (1544-1590), una compositora, pedagoga, lautista, y cantante del Renacimiento, que ha sido injustamente olvidada, pese a ser pionera en el ámbito de la composición y también ser la primera mujer de la que se imprimieron sus partituras. El Cor del Palau ha cantado el madrigal Ahi possanza d’amor de Il secondo libro de madrigali a quattro voci, obra de Casulana. Las composiciones de esta, con carácter contrapuntístico y con frecuencia basadas en textos poéticos que hablan del amor, el desamor o la naturaleza, son conocidas por su expresividad emocional y toda su obra se caracteriza por su carácter experimental.
El Cor de Cambra del Palau ha cantado entonces dos piezas de dos de sus integrantes, que han actuado con la formación, pero que también se dedican a la composición. La primera obra que han cantado, titulada Si jo oblidés ma cantera, la ha compuesto Anna Campmany (1993), a partir de unos versos del poemario Museu zoològic de Josep Carner. La joven músico catalana parte de un poema que es casi una adivinanza sobre un ave diurna, el gallo, y una nocturna, el búho, para inspirarse y construir diferentes motivos y texturas imitando el género madrigalístico. Este mismo espíritu es el de la obra Tanto gentil, al estilo madrigalesco, de Carles Prat (1985), el otro componente del coro, que también estrenaba hoy esta pieza. Prat ha explicado que parte en este caso de un poema de la obra Vita Nuova, de Dante Alighieri, en el que se glosa la belleza de una mujer, posiblemente el amor platónico del poeta, Beatriz.
El diálogo entre Claudio Monteverdi (1567-1643) y la compositora catalana Helena Cànovas (Tona, 1994) ha sido uno de los focos de atención del programa de hoy. El compositor italiano, cuyo espíritu ha planeado en la iglesia durante toda la velada, es el máximo exponente del Renacimiento tardío y su transición al Barroco y llevó al madrigal a niveles de sofisticación y expresividad desconocidos. Así lo ha explicado Júlia Sesé, quien ha destacado su capacidad para crear imágenes precisas y hacerlas llegar al público a través de la música y las técnicas del canto coral. El Cor de Cambra del Palau ha cantado a Ecco mormorar l’onde d’Il secondo libro de madrigali a cinque voci, de Monteverdi. El texto de este madrigal es del poeta Torquato Tasso y describe el amanecer y los sonidos suaves de la naturaleza como los pájaros, el viento o las olas, estableciendo el coro catalán una atmósfera de tranquilidad y belleza en la iglesia del Carme con su interpretación. Tal y como explica en el programa el periodista musical Albert Torrens, ésta es “una obra visionaria a cinco voces que mira al futuro con técnica segura y un uso proporcionado de recursos emblemáticos como las escalas que expresan las ideas de ascenso y descenso, o la melodía rota para ilustrar los suspiros”.
Entonces ha sido cuando la formación coral ha puesto un espejo y ha interpretado una versión maravillosa del madrigal Intorno a due vermiglie e vaghe labbra, también de Il secondo libro de madrigali a cinque voci, de Monteverdi. Cànovas, que mañana estrena en el Mirador del Castell la ópera de cámara Don Juan no existe, como ganadora del Premio Carmen Mateu, hizo esta versión de la obra, en la que es como un juego descubrir dónde acaba ella y dónde empieza el compositor renacentista, en 2019, invitada por el festival madrileño Vang. El coro catalán ha cerrado el programa con Jubilate Deo, nuevamente repartido en los laterales y el frontal del templo -en esta ocasión sólo hasta la mitad de la nave- de Josep Ollé (1987), que la escribió en el 2010 para el Coro Francesc Valls. El efecto ha sido envolvente, porque desde el unísono inicial, la pieza ha crecido hasta un acorde final que su propio autor ha calificado de explosivo, llegando a través de armonías modales que contribuyen a darle el sabor renacentista que ha empapado el programa. Los aplausos entusiastas del público que llenaba la iglesia han sido premiados con un bis, la versión que ha hecho la joven compositora Irene Plass de la canción tradicional catalana El mariner, haciendo referencia Júlia Sesé a la disonancia que se ha instalado en el tiempo entre la letra de la canción, más bien oscura, y la forma musical, bellísima, invitando así a la reflexión al público.
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Foto: El Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana en la iglesia del Carme de Peralada
Crédito: © Toti Ferrer