El músico, junto al sello japonés DaVinci, presentan un estuche de tres CDs en el que podemos oír las cincuenta obras para piano del compositor, y que saldrá a la venta en el mercado asiático el último viernes de septiembre de 2023.
El pasado invierno tuvo lugar la grabación en la Sala 2 del Auditorio de Barcelona, contando con Toni París como técnico de sonido. A lo largo de los tres Cds que componen este estuche se ve cómo el lenguaje pianístico del compositor evoluciona, no en vano quince años separan la primera y la última obra que componen esta integral.
Una escritura muy personal y propia, que muchos colegas de profesión tienen en valor por no seguir tendencia alguna y ser una propuesta absolutamente personal. Su música nunca ha sido vanguardista, nunca ha seguido corriente actual alguna. El suyo es un lenguaje personal, que ha ido madurando a la vez que el propio compositor, pero manteniendo siempre algo tan importante para él como la tonalidad. El compositor es un gran defensor de esta y de valores musicales que muchos han dado por acabados hace mucho tiempo: armonía, estructura, melodía, desarrollos, repeticiones, coherencia formal, equilibrio, contrapunto y muchos otros conceptos prácticamente extintos en la mayoría de la música que se escribe desde hace décadas.
Sobre el trasfondo de sus obras hay que decir que muchas de las obras escritas por Tena Manrique se inspiran en pasajes, en párrafos, a veces solo en unas cuantas frases de algunas novelas o ensayos de los grandes nombres de la literatura universal. A través de estos textos es fácil hacerse una idea de cómo es la música de Abraham.
Es el caso de las Absences Op. 38 y Op. 39, compuestas en 2017 y 2018, inspiradas en este maravilloso fragmento de La confesión de una joven de Marcel Proust:
“Si no estuviera tan débil, si tuviera la fuerza de voluntad necesaria para levantarme, para partir, querría ir a morirme a los Oublis, en el parque en el que pasé todos los veranos hasta los quince años. Ningún lugar está tan lleno de mi madre, por los mucho que su presencia, y más su ausencia, lo impregnaron de su ser. ¿Acaso no es la ausencia la más segura, la más eficaz, la más vivaz, la más indestructible y la más fiel de las presencias para quien ama?.”
El ambiente que el compositor logra dibujar en estos dos Opus es el de una ausencia real. No hay duda que Tena Manrique se hace dueño, que siente profundamente esa ausencia, que tan delicadamente transmite Marcel Proust, y la hace música.
La escritura de Tena Manrique para este instrumento es absoluta y claramente pianística, una de las cualidades por las que su música ha despertado agrado e interés entre algunos de sus colegas pianistas. En este recorrido de quince años que el compositor nos presenta en estas grabaciones, se observa cómo aprovecha todos los recursos que puede ofrecer el piano, un instrumento que él conoce desde hace más de cuarenta años. Alejado del mero virtuosismo y de los fuegos artificiales que tan a menudo se ven en la escritura para piano, la obra del compositor siempre ha preferido centrarse en otros aspectos, para él más interesantes, que el instrumento puede ofrecer.
En palabras del propio Tena Manrique ”Este proyecto, surge de la necesidad de honrar la memoria de mi padre. Grabar todas las obras para piano escritas en vida de mi padre, es una manera de poner un punto y seguido en mi carrera como compositor. Una necesidad musical, pero sobretodo una necesidad personal. Con solo siete años, gracias a mi padre mis manos tocaron por primera vez un teclado y hasta la fecha, más de cuarenta años después, mis manos siguen enganchadas al instrumento. Todo esto es por y para mi padre, allí dónde esté, allí donde está”.
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