Tenía muy alto el listón Arantxa Aguirre, tras el éxito que aún continúa de su película Dancing Beethoven (2016), a la hora de presentar su nuevo trabajo documental, dedicado en esta ocasión al compositor Enrique Granados.
Y logra sacar sobresaliente. Porque consigue, mediante un hilo temporal convencional, en el que teje con maestría testimonio de expertos, fragmentos musicales y la propia voz en off del compositor (que interpreta el actor Jordi Mollà) retratar vívidamente al hombre, al artista, al creador, con la aparente sencillez de un relato que fluye con suavidad, sin altibajos, de un momento vital y artístico a otro, dibujando la silueta de un músico que luchó desde su juventud por triunfar con su trabajo y cuya estrella truncó el destino justo cuando llegaba a su cenit.
¿Por qué nunca se ha fijado el cine español en la figura de Enrique Granados? Personaje que se eleva sobre las dificultades de una juventud menesterosa, huérfano de padre desde muy joven, que viaja a París para continuar sus estudios musicales gracias a un mecenas, y que una vez vuelto a España sufre mil vicisitudes para destacar con su música entre sus contemporáneos, buscando su sitio en la efervescencia cultural de la Barcelona modernista de finales del siglo XIX. Artista que logra ser reconocido tras grandes trabajos, y que cuando alcanza el mayor triunfo de su carrera, encuentra la muerte trágicamente, víctima inocente de un conflicto bélico que no le concernía, en un océano que le aterró toda su vida.
Todo este material es susceptible de dar forma a una gran película de tono exaltado y grandilocuente. Pero Granados, como se encargan de destacar los estudiosos de su obra y biografía, era más reservado, introvertido y formal que otros colegas suyos. Y Aguirre, para contarnos su vida y su obra, se adapta a su protagonista, y dota a su película de las mismas cualidades que tenía Granados: con una certera mirada destaca detalles menores que se convierten en decisivos, y con una sencillez exquisita en la narración y en el montaje de los distintos elementos que la conforman (testimonios, actuaciones, música en off…), nos va transmitiendo la personalidad de Granados mientras nos va contando su historia.
Hay una ligereza de tono, una suavidad de ambientes que no engaña al espectador avezado: el trabajo de documentación, el esfuerzo por integrar con coherencia imágenes de época, testimonios actuales e interpretaciones musicales es monumental. Solo el director de documentales sabe lo difícil que es encontrar el equilibrio entre todos esos elementos. Arantxa Aguirre lo logra, entre otras cosas, mediante el imaginativo uso de los dibujos encargados a Ana Juan, que le ayudan a rellenar momentos de la vida de Granados que no están documentados. Y gracias al juego de animar fotografías y cuadros (de Rusiñol, Casas, Fortuny, Caillebotte…), insertando detalles filmados sobre ellos, recreando en cierta manera la imagen de los primeros cinematógrafos y las linternas mágicas, juegos de luces e imágenes a las que se incorpora la música siempre inspirada de Granados.
“El amor y la muerte comienza con unas imágenes marítimas sobre las que escuchamos música de piano. Y concluye de la misma manera. Porque si el piano marcó la vida de Granados, el mar marcó su muerte”
La música de Granados tiene alma, ya sea ideando unas danzas españolas o una tarde de niebla, poniendo voz a los personajes de Goya o cantando a los poetas del Siglo de Oro. Esta película también. Y una doble certidumbre, la del inmenso talento que se malogró bajo las aguas del Canal de la Mancha con su muerte, y la del certero instinto creativo de Arantxa Aguirre, cuya visión poética insufla calidez y delicadeza al retrato apasionante de un músico extraordinario.
Y, puesto que este artículo se publica en una revista musical y en su sección dedicada al cine y la música, un último detalle respecto a los artistas que aparecen en la película: si bien son todos los que están, no están todos los que son. Porque Granados fue un artista afortunado, aunque no pudo disfrutar esa buena fortuna: su música lleva casi cien años en los atriles de músicos de todos los países y de todas las condiciones, que han sabido trasladar al espectador maravillosas versiones de todas sus obras.
El amor y la muerte comienza con unas imágenes marítimas sobre las que escuchamos música de piano. Y concluye de la misma manera. Porque si el piano marcó la vida de Granados, el mar marcó su muerte.
El amor y la muerte ha participado en octubre en la edición n. 63 de la Seminci de Valladolid, en la sección competitiva “Tiempo de Historia”, y se estrenará en salas comerciales de varias ciudades españolas este 9 de noviembre.
por Blanca Gutiérrez
El amor y la muerte (documental sobre Enrique Granados)
Dirigido por Arantxa Aguirre
79 minutos
Distribuidora: Márgenes Distribución
Producida por Rosa Torres-Pardo y José Luis López-Linares
Fecha de estreno: 9 de noviembre
* publicado en RITMO de noviembre, especial 90 años, dentro de la sección “La Gran Ilusión”.
Foto: Cartel de El amor y la muerte, film documental de Arantxa Aguirre.