Nos encontramos en las agradables estancias del Café Comercial, en el centro de Madrid. Un lugar agradable como pocos, pero en el que además suceden a veces momentos especiales gracias a su bien seleccionada agenda de conciertos. Esta noche nos encontramos con el clavecinista Yago Mahúgo. Yago comienza el concierto dirigiéndose al público con amabilidad y cercanía dando una breve explicación del repertorio a modo de concierto didáctico por parte del, incurriendo en una labor pedagógica y divulgativa que nos sitúa en el estilo de la música francesa del siglo XVIII y de los fandangos españoles en la segunda parte.
Sin más preámbulos comienza interpretando Les Barricades Mystérieus, pieza escrita por uno de los compositores más representativos del barroco Francés, Francois Couperin a comienzos del siglo XVIII. Esta pieza pretende evocar el movimiento de los ropajes de las damas de la corte francesa, y Mahúgo consigue reflejar magistralmente esto con el uso de un tempo estable, pero que se permitiéndose flexionar levemente para dar mayor sensación de movimiento mezclando el rigor rítmico con la naturalidad expresiva de su agógica.
Sigue el concierto con el Adagio, de Joseph-Hector Fiocco. En esta pieza, Mahúgo consigue extraer del clave un sonido que recuerda al tañer de un laúd se trata de un continuo armónico que realiza la mano izquierda arpegiando acordes, pero de los cuales a veces destaca notas creando melodías secundarias que se funden con la melodía que realiza la mano derecha, creando así diferentes planos sonoros superpuestos que a veces fusiona de forma elegante e inteligente.
Continuamos el concierto con el Allegro, también de Joseph-Hector Fiocco. Encontramos aquí una interpretación muy atrevida, puesto que el ataque que emplea en la mano izquierda le confiere un sonido muy enérgico.
Después pasamos a La du Breüil, una pieza de Armand-Louis Couperin. En esta pieza Mahúgo extrae un carácter marcial y grandioso totalmente necesario para una buena interpretación de la misma, pero que a veces flexiona para resaltar las entradas de las melodías aportando cierto interés al discurso.
Seguimos con otra pieza de Armand-Louis Couperin, Les Cacqueteuses (Los Charlatanes). Aquí, Mahúgo demuestra un gusto interpretativo totalmente fresco y personal. Destaca la naturalidad con la que el bajo que se mezcla con el peso del discurso melódico creando una masa sonora que casi profetiza estilos musicales de que tardarán más de un siglo en llegar. También podemos apreciar en su versión de la pieza la sensibilidad con la que mueve la agógica, realizando leves ritardandos para finalizar y enunciar los cambios en la estructura de la pieza, y como acompaña estos cambios de estructura con sutiles cambios en el timbre.
A continuación encontramos piezas del compositor Joseph-Nicolas-Pancrace Royer. La primera de ellas, titulada L´aimable, es una pieza de carácter amable, triste y tranquilo. En esta pieza podemos apreciar perfectamente como Mahúgo destaca los motivos melódicos que se alternan entre ambas manos gracias al movimiento agógico que realiza, quedando así no solo la expresiva melodía en la mano derecha y la izquierda como simple acompañamiento, sino que los pequeños motivos melódicos de dicha izquierda adquiere un carácter que recuerda a luminosos destellos y virtuosos fuegos de artificio que usa para dar luminosidad y calidez al discurso de la derecha. Además escuchamos inflexiones que nos anuncian los cambios en el tema y las modulaciones, como por ejemplo la pausa súbita que usa para enlazar con la sección intermedia de carácter más agitato encontrándonos así tan dentro de la música como si estuviésemos siguiendo la partitura con su interpretación.
La última pieza de la primera parte del concierto es La Marche des Scythes, también del compositor Joseph-Nicolas-Pancrace Royer. Para esta pieza, Mahúgo escoge un carácter rítmico e imponente que flexiona cuando la melodía se vuelve más aterciopelada, tras estos momentos de relax poco a poco va construyendo una escalera en la que aumenta la tensión hasta un brutal despliegue de exuberante color en los arpegios. Se nota su clara visión de la pieza en la expresividad y la intención que transmite al público en cada momento, haciéndonos ver la alternancia entre carácter rítmico y danzante, con vigoroso y virtuosista, después un lánguido lamento y acabando por fin con un pasaje de bravura digno del mismo Liszt.
Pasamos a la segunda parte del concierto, completamente dedicada a los fandangos españoles, en la cual encontramos piezas de autores italianos como Scarlatti y Boccherini, que fueron enormemente inspirados con este tipo de música. Además de un Fandango del célebre Antonio Soler.
Comienza la segunda parte con el Fandango de Domenico Scarlatti. En esta pieza, apreciamos un carácter muy rítmico y emocionante, esto se nota en los motivos melódicos que adquieren un sabor muy español al remarcar a fondo la figuración “larga-corta”. También impresiona la forma en la que toca los arpegios que hay en el registro grave, porque recuerdan el tañer de una guitarra, metiéndonos aún más en una atmosfera y carácter español.
A continuación nos encontramos con el Fandango de Boccherini se trata de un arreglo del Quinteto nº 4 en ReM G448 realizado por Mahúgo. Escuchamos en esta pieza una sonoridad preciosa que recuerda al hogar, y a viajes tormentosos. El colchón del bajo continuo de la izquierda solo se ve interrumpido para señalizar el énfasis realizado en la derecha. Intercala este carácter con pasajes mucho más vigorosos, usando un tempo más elevado que es muy necesario para su interpretación. Se aprecia su elevada clase y personalidad musical en cuestiones como detenerse un poco ciertas notas de los motivos de acompañamiento que realiza un bajo de Alberti para enunciar bien la importancia melódica de la derecha, la forma en que resalta la cadencia andaluza, o como remarca el ritmo cercano al taconeo con frenesí y furor que presagia un inminente final.
La última pieza de la noche es un arreglo del Fandango de Antonio Soler. En esta pieza Mahúgo consigue destacar de forma magistral el elemento el plano inferior de la pieza, de carácter rítmico, que soporta la construcción armónica en forma de acorde deconstruido de forma descendente desde su fundamental. Llama la atención como destaca los saltos de los intervalos de la izquierda para que podamos visualizar las funciones armónicas. La melodía que es de una intrincada complejidad, suena en sus manos con un carácter fiero, pero sabiendo cuando darnos toda esta emoción y cuando contenerla para aguantar la tensión hasta un exuberante punto culminante. Realiza un juego genial con las direcciones ascendentes y descendentes de los motivos melódicos, de forma que sugiere así aún más planos y partes de las que la propia escritura tiene de por sí. Alterna pasajes de gran virtuosismo y fuerza con el sentimentalismo y la delicadeza, creando a veces la falsa ilusión de un lamento adagio. Por su parte el acompañamiento de la mano izquierda crea un bucle sonoro mediante acordes distribuidos de forma descendente con la alternancia de Tónica (Rem) y Dominante (La mayor) una y otra vez, de forma que perdemos la noción del espacio y navegamos hacia nuestro propio interior, explorando nuestra psique hasta que una vez más pisamos territorio conocido cuando los acordes extraídos del Homónimo Mayor (ReM), nos rescatan de esta tormentosa procesión.
En conclusión, Yago Mahúgo es un músico que no necesita de presentaciones previas en su música, pues su propio discurso y honestidad musical dejan claras sus intenciones y consiguen mantener al público a su lado durante todo el concierto, entendiendo su intención en todo momento de forma clara y precisa.
Juan Jiménez
THE LONDON MUSIC N1GHTS (organizado por La Fonoteca y Gin London Nº1 en Café Comercial).
Yago Mahúgo, clave.
Les Barricades Mystériuses de Couperin. Adagio y Allegro de Fiocco. La du Breüil y Les Cacqueteuses de Armand-Louis Couperin. L´amabile y La Marche des Scythes de Royer. Fandango de Scarlatti. Fandango de Bocherini (arr). Fandango de Antonio Soler (arr). 08-10-18.
Foto: Yago Mahúgo en el Café Comercial.