Tercer libro de Pedro González Mira donde abarca la Historia de la música en toda su extensión, esta vez dedicado a esa parcela inabarcable del piano “y otros instrumentos de teclado”, como indica el título, ya que se incluye el órgano y todo teclado antecesor al pianoforte de Cristofori.
El problema que se plantea el escritor ante semejante reto es que ha habido muy pocos compositores que no hayan compuesto para el piano, además de utilizar este instrumento en su laboratorio compositivo para dar forma a sus óperas, sinfonías, conciertos, etc. Es decir, todos los compositores de la historia se han sentado a sudar la gota gorda frente al piano, solo que algunos se apellidaban Liszt y otros Verdi, resultando el piano para unos un fin y para otros un medio.
¿Cómo soluciona el autor tanta música por contar, y cómo selecciona quién sí y quién no? Lo hace de la manera más “sencilla” posible, echando mano de su amplio conocimiento en repertorio, dadas las horas y horas de escucha meditada, de audiciones intensas y de estudio, que suman una vida entera y un saber que solo conoce quien lo ha digerido día tras día, como un quehacer cotidiano animado por el espíritu y premiado con la paciencia y fidelidad del más devoto de los siervos. Cómo si no recomendaría los Preludios y Fugas Op. 35 de Mendelssohn (hablando de preludios y fugas, planea sobre el libro un constante leitmotiv bachiano antes y después del capítulo dedicado a Bach).
Hasta Bach se citan múltiples opciones y recomendaciones, todas jugosas, pasando a capítulos como “Beethoven y Schubert: dos almas complementarias”, donde cito esta hermosa frase del autor: “Al contrario que Beethoven, que explayó su problema haciendo una declaración al mundo, Schubert miró hacia su interior”. Prosigue con los titanes del XIX, Chopin, Liszt (arranca hablando de cine, de Max Ophuls), Schumann (una debilidad del autor, parece traslucirse) y Brahms, para pasar al entresiglo y el siglo XX (entrona justamente a Bartók como el más grande y reivindica a Mompou por encima de los sobrevalorados Turina y Rodrigo en España), y acabar con la Sonata Concord de Ives, tras 340 páginas hablando del piano. Y como el que escribe ahora es igual de pianófilo, solo un pequeñín olvido, al citar a Janácek se quedó fuera la bellísima y zigzagueante Sonata 1.X.1905.
Historia de la gran música para piano …y otros instrumentos de teclado
Autor: Pedro González Mira
Berenice (Almuzara Libros), 378 páginas
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