La figura de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y su obra no son desconocidos ni para los amantes de la música clásica, ni para el resto de oyentes ¿cuántas veces al año se programa en auditorios e iglesias el Réquiem de dicho compositor? No voy a entrar en si es un acierto o no relegar la programación de obras del mismo género de autores españoles, por ejemplo, a favor de la tradición de escuchar la misa de difuntos de Mozart repetidas veces al año; sin embargo, tampoco obviaré la magnitud, relevancia y trascendencia de la obra que da título al libro de Miguel Ángel Marín.
En el siglo XIX, el interés por el legado musical propició los primeros estudios musicológicos y por tanto el desarrollo de una disciplina que estudiaría a los compositores del pasado y sus obras. Las primeras investigaciones —realizadas por académicos no músicos— se construyen en torno a diferentes fuentes que arrojan luz sobre el objeto de estudio: partituras, cartas, crónicas, o cualquier material puramente narrativo que permitiera un acercamiento objetivo y por tanto el discernimiento y la comprensión de esta herencia.
Así, desde la historiografía musical, lo esencial es la fuente que proporciona conocimiento relacionado con el contexto de la creación, el estreno, la repercusión y la difusión de dicha obra. Sin embargo, citando a Miguel Ángel Marín: «El significado de una obra no viene dado, inmutable y encriptado, por la notación musical, sino que va construyéndose a lo largo del tiempo según los condicionantes culturales y sociales de cada entorno». Todo ello es primordial para su entendimiento, pero la obra musical en sí misma «es, más bien, la traslación sonora que hacen los intérpretes a partir de esos símbolos escritos»: la interpretación.
Sin perder de vista la música per se, teniendo en cuenta los factores que llevan a una mayor compresión de la obra y cómo conviven en El «Réquiem» de Mozart. Una historia cultural, la obra de Marín no deja indiferente a nadie. La visión poliédrica que ofrece la lectura de este ensayo musicológico e historiográfico es única, detallada y en definitiva, fascinante. Más allá de la mera exploración del proceso creativo del Réquiem y el mito que le envuelve por su peculiaridad como obra inacabada, Marín permite que el lector ahonde en elementos que trascienden al compositor y su misa de difuntos.
Sus páginas dan a conocer las condiciones culturales y sociales tanto del momento de creación, como de los años posteriores; por lo que el autor ofrece una visión panorámica que ilumina la compleja interacción entre música, sociedad, logística y cultura: el por qué en unos países tarda más o menos años en interpretarse, cómo repercute en su posible programación que sea una obra pensada para el entorno religioso, cómo pasa a ser interpretada en los teatros, cómo se adapta la instrumentación elegida al lugar y a la disponibilidad de músicos, etc.; pero sobre todo, su repercusión e interpretación en España.
Los cambios que los músicos decimonónicos realizaban a la plantilla —instrumentación—, etc., desde un punto de vista actual, no propician un acercamiento respetuoso, fiable y «auténtico» a la partitura. Las licencias adaptativas que se tomaban plantean un dilema en el campo interpretativo ¿debe priorizarse la fidelidad —limitada por las fuentes históricas— al manuscrito o permitir mayor libertad interpretativa? Marín, consciente de la complejidad de esta cuestión, invita a la reflexión y deja la puerta abierta a otro libro. Mientras, espero que tanto aficionados como profesionales quieran bucear en el mar de fuentes, datos y curiosidades apasionantes que nos presenta Miguel Ángel Marín sobre el Réquiem de Mozart: una obra que nunca dejará de sorprendernos.
por María Alonso
Ficha Técnica
Editorial: Acantilado
Colección: El Acantilado, 472
Temas: Ensayo y Música
Autor: Miguel Ángel Marín
ISBN: 978-84-19036-88-9
Edición: 1ª
Encuadernación: Rústica cosida
Formato: 13 x 21 cm
Páginas: 51
P.V.P. 26€