El ciclo Palau 100 consiguió un lleno total para esta única representación de La Cenerentola, de Rossini, que contaba con la presencia de Cecilia Bartoli, muy querida en Barcelona. La noche empezó con la presencia de Víctor García de Gomar, director artístico de la entidad, lo que no hacia presagiar nada bueno. El hecho era que el tenor previsto, Edgardo Rocha no podía actuar, lo habían sabido dos horas antes, aunque tuvieron la suerte de poder disponer de David Alegret, que acaba de cantar otro Rossini en Oviedo.
La Cenerentola representa una evolución en la carrera del compositor, donde reúne en una sola obra los elementos bufos y serios de sus anteriores composiciones, con un estilo que anuncia la ópera romántica. Cecilia Bartoli, fue una de las protagonistas de la noche, ante un público que la adora y que hizo su debut en España, con el rol de Rosina de Il barbiere di Siviglia en el Liceu en Marzo de 1991. La cantante tiene una gran musicalidad, una gran capacidad para la coloratura y un dominio del canto sutil, con un registro vocal grave de mucha calidad y un gran sentido de la teatralidad, al servicio de una voz bella y una gran inteligencia para controlar sus características, muy válidas para escenarios como el Palau.
Carlos Chausson es un excelente profesional y esa noche estaba en un momento de gran fuerza vocal e interpretativa y se convirtió en un gran protagonista, dando a Don Magnifico todo lo que el personaje requería, con un timbre penetrante, fraseo muy contrastado e incisivo, remarcando su gran capacidad de actor. David Alegret salía con la lógica presión por el poco tiempo que había tenido para ensayar la obra y la producción, pero el tenor catalán salio muy airoso y consiguió superar las dificultades de la partitura, con su musicalidad y su dominio del estilo y solo tenia una cierta tensión en las escenas compartidas por la falta de ensayo. Completaban el reparto Alessandro Corbelli, buen profesional, pero la voz ha perdido algo de redondez en los extremos, Rosa Bove y Martina Jankova interesantes hermanastras con buen sentido escénico y José Coca fue un correcto Alidoro.
La versión era semi-escenificada, posible en el Palau, con los músicos en el escenario, y un diseño escénico de Claudia Blersh, que estaba formado por un mobiliario, un buen juego de luces, unos trajes muy adecuados el movimiento teatral funcionó con buen estilo. El coro y la orquesta eran los componentes de Les Musiciens du Prince-Monaco, que utilizan instrumentos de época, dirigidos por Gianluca Capuano, que consiguieron una versión contrastada, como es lógico más intimista de lo habitual y que respiraba el estilo de la época. Hay que destacar que el Maestro Capuano estuvo muy pendiente de David Alegret y le ayudó en su integración en la función.
Foto:Cecilia Bartoli
Crédito: A. Bofill
Albert Vilardell
Cecilia Bartoli, Rosa Bové, Martina Jankova, David Alegret, Alessandro Corbelli, Carlos Chausson, José Coca. Les Musiciens du Prince-Monaco/Gianluca Capuano, Escena: Claudia Blersh.
La Cenerentola, Rossini.
Palau de la Música Catalana. Cicle Palau 100. Barcelona