Sólo decir su nombre nos evoca la magnífica interpretación de Rusalka en el escenario del Teatro Real en 2020. Ahora, cuando se cumplen justo cuatro años de su presentación en el coliseo madrileño, Asmik Grigorian regresa para ofrecer un concierto en el que demostrará, junto a la Orquesta Titular del Teatro del Real, bajo la batuta de Henrik Nánási, su maestría musical, la versatilidad de su voz y la capacidad para dotar de intensa emoción cada uno de los papeles que aborda.
El próximo 24 de noviembre, domingo, a las 18.00 horas, la cantante lituana de origen armenio interpretará un programa cargado de romanticismo que palpitará en la primera parte a través de la enérgica musicalidad de compositores eslavos -como los rusos Chaikovski, Rimski-Kórsakov y Glinka; el armenio Tigranian, el lituano Dvarionas o el checo Dvořák- y reservará para la segunda parte el protagonismo sobre tres personajes de la ópera italiana que Grigorian acaba de debutar con gran éxito: Manon Lescaut y Madama Butterfly, de Giacomo Puccini, y Elisabetta di Valois, del Don Carlo verdiano.
Con excepción de La dama de picas (Pikovaya Dama), representada en el Teatro Real en 2004, y la inolvidable Rusalka, protagonizada por la propia Grigorian en 2020, las obras ofrecidas en la primera parte serán un descubrimiento para el espectador del Real. Comenzará la velada con la enérgica, exuberante y colorida obertura de Ruslan y Ludmilla, de Glinka, cuyo alegre torrente abrirá las puertas a la historia de cuatro mujeres cuyos destinos están marcados por un mismo triste y dramático final: Anoush, que da su nombre a la ópera del compositor Armen Tigranian, considerada un tesoro nacional armenio, país de origen del padre de la soprano (el tenor Gegam Grigorian); Dalia, de Balys Dvarionas; Marfa, protagonista de La novia del Zar, de Rimski-Kórsakov, y Kuma, personaje femenino de La hechicera, de Chaikovski.
Las tres protagonistas femeninas de la segunda parte hablan italiano y Grigorian ha convertido su interpretación en un referente para los grandes teatros líricos. Tanto en Manon Lescaut como en Madama Butterfly, la soprano construye personajes creíbles, alejados de los excesos del melodrama, cargados de sinceridad, conmovedores, fuertes y frágiles al mismo tiempo, gracias a su extraordinaria teatralidad y a un canto cristalino, de hermoso fraseo y depurada técnica. De su recién estrenada Elisabetta di Valois (debutó el rol el pasado septiembre en la Ópera de Viena) la crítica ha destacado su construcción de una reina digna, pero torturada por sus sentimientos, cuya voz limpia y contenida en el comienzo se transforma en poderosa hasta desatar el torrente que hace crecer el personaje.
Se configura así un interesante y apasionado concierto con el que disfrutar de una de las mejores sopranos del momento.
Asmik Grigorian recibió el pasado 1 de septiembre el Premio Especial del Jurado de los prestigiosos galardones Österreichischer Musiktheaterpreis, que reconocen las contribuciones excepcionales a la escena operística y teatral de Austria, en una ceremonia que tuvo lugar en la Ópera Popular de Viena.
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Foto © Olivia Kahler