La casualidad ha querido que el último libro de Pedro González Mira, Los músicos de Stalin (Editorial Almuzara-Berenice), se haya producido en plena invasión de Ucrania.
La publicación, que se presenta esta semana en la librería El Argonauta (Viernes 11 de noviembre, 19.00. C/Fernández de los Ríos, 50, Madrid) es la quinta que sale de su pluma desde que, hace ya diez años, abandonara su puesto de redactor-jefe de nuestra revista RITMO.
Como en ocasiones anteriores, el autor pone su empeño en hablar claro (y a veces bastante alto) y sin recovecos, en un intento consciente de querer llegar no ya al aficionado a la música sino al simple interesado en materias culturales e históricas.
En esta ocasión defiende la tesis de que la música en la época soviética, un período que es antesala de la barbarie que estamos viviendo hoy, es el resultado de un desarrollo corto; de una mezcla entre un folclore tejido con color y religión y un academicismo que los primeros músicos del área copian de los centroeuropeos.
Se detiene, así, en los primeros nacionalistas y los que él llama occidentalistas, con Chaikovski a la cabeza, para, pasando por el Grupo de los Cinco, llegar a los grandes compositores rusos del siglo XX, con especial incidencia en los que viven de lleno los años de acero.
En cierta medida, los que hayan seguido la trayectoria de González Mira como crítico, comprobarán que en ninguna medida ha perdido una de sus principales características: nunca le duelen prendas a la hora de revisar sus propias opiniones. Para aquellos que no lo hayan hecho, este libro supondrá un rico encuentro entre las dos culturas musicales que, aun bajo el sello de “lo ruso”, laten en el fondo de la producción de autores como Stravisnki, Prokófiev o Shostakóvich.
Foto: Portada de Los músicos de Stalin, de Pedro González Mira.